EL PRIMER ENCUENTRO DE MOCTEZUMA Y CORTÉS.

De Cholula a Tenochtitlan.

La distancia desde la desgraciada Cholula hasta la capital mexica de Tenochtitlan, es de unos 80 kilómetros en línea recta o a vuelo de dron que diríamos en estos tiempos. Volvemos a centrarnos en el mapa/esquema de Hugh Thomas que hemos colocado en la figura 1 y apreciamos entonces como esos no muy excesivos ochenta kilómetros están cortados por una muralla natural que eso es, además de otras cosas, La Sierra Nevada Oriental.

La cuenca de México, donde se ubicaba la gran ciudad de Tenochtitlan, estaba protegida naturalmente por una serie de cordilleras y volcanes que la hacían una plaza difícil de alcanzar. 

Las cordilleras y volcanes que protegían Tenochtitlan

La altiplanicie central de México está rodeada por importantes cadenas montañosas. Al este, la Sierra Nevada separa el Valle de Puebla-Tlaxcala de la Cuenca de México. En esta sierra se encuentran dos de los volcanes más imponentes de Mesoamérica: el Popocatépetl (5,426 m) y el Iztaccíhuatl (5,230 m). Estas montañas nevadas no solo representaban una barrera natural, sino que también tenían un fuerte significado religioso para los pueblos mesoamericanos. Más al oeste, la Sierra de las Cruces marcaba otro límite natural de la cuenca.

El paso de Cortés a través de la sierra

Tras consolidar su alianza con los tlaxcaltecas, Cortés avanzó hacia el altiplano central para dirigirse a Tenochtitlan. Para ello, debía atravesar la barrera natural impuesta por la Sierra Nevada. El camino elegido fue el Paso de Cortés, ubicado entre los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, a una altitud de aproximadamente 3,600 metros sobre el nivel del mar. Este era uno de los principales accesos naturales a la Cuenca de México y había sido utilizado desde tiempos prehispánicos.

El cruce por este paso no fue sencillo. Las bajas temperaturas, la altitud y el terreno difícil complicaron la marcha de los conquistadores y sus aliados indígenas. Sin embargo, el paso les permitió descender finalmente al Valle de México, donde la imponente Tenochtitlan se erguía en el centro del lago de Texcoco.

Otros accesos al Valle de México

Además del Paso de Cortés, existían otras rutas de acceso a la cuenca. Una alternativa era el Paso de Tlalpan, más al sur, que conectaba la región de Morelos con el valle central. Sin embargo, el terreno montañoso y la resistencia de los pueblos aliados de los mexicas hacían esta ruta menos viable para un avance militar rápido.

¿Fue Ordás el primer europeo en avistar el valle de Mexico?

Si seguimos el relato que nos hace Hugh Thomas, Cortés, envió como avanzadilla y para comprobar el estado del volcán Popocatepetl un grupo de diez hombres comandados por Diego de Ordás. Así pues, cuando estos llegaron a esa cima volcánica (Ordás afirmó que estuvieron a la distancia de dos tiros de lanza del volcán), siendo un día despejado, con toda seguridad vieron y admiraron el valle de Mexico y sus numerosas ciudades. Es muy improbable que pudieran ver en detalle ningún aspecto de Tenochtitlan, dado que la distancia desde donde se encontraban a la ciudad azteca supera los sesenta kilómetros.

Sirva este inciso como dato histórico para los que se interesen por este punto.

Recorrido de Cortés desde Cholula hasta Tenochtitlan

No entraremos a describir detalladamente el recorrido que hizo Hernán Cortés, vamos a describir sucintamente los pasos del conquistador hasta su llegada al gran emporio mexica.

  1. Salida de Cholula

    • Después de la matanza de Cholula, Cortés partió con su ejército hispano-tlaxcalteca.
    • Se dirigieron hacia el paso entre los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, conocido hoy como Paso de Cortés.
  2. Ascenso y cruce del Paso de Cortés

    • Cruzaron la sierra a gran altitud, enfrentando frío y terrenos difíciles.
    • Probablemente divisaron el valle de México desde las alturas.
  3. Descenso hacia el valle de México

    • Bajaron hacia la región de Amaquemecan, en la zona de Chalco.
    • Pasaron por varias ciudades aliadas o tributarias de Tenochtitlan, como Tlalmanalco y Ayotzingo.
  4. Avance hacia Iztapalapa

    • Cortés fue recibido por enviados mexicas y se dirigió a Iztapalapa, una ciudad importante al sureste del lago de Texcoco.
    • Aquí, contempló por primera vez de cerca la magnificencia del sistema lacustre y la ciudad de Tenochtitlan.

8 de Noviembre de 1519. Una fecha histórica en este periodo desbordante de fechas históricas.

Entrada a Tenochtitlan

Desde Iztapalapa, avanzó por la calzada de Iztapalapa, (Ver imagen de IA) una de las grandes vías que conectaban la capital con tierra firme.

El 8 de noviembre de 1519, Cortés y sus hombres fueron recibidos por Moctezuma en la entrada de la ciudad, marcando el histórico primer encuentro.

¿Qué pensaba Moctezuma de esos extranjeros?

En todo lo que llevamos narrado, no se ha hecho alusión, sino en algún punto esporádico, a la figura de Moctezuma. Como si este 8 de noviembre, los castellanos hubieran llegado a las puertas de Tenochtitlan y entonces el gran tlatoani se enterara de que seres tan extraños existían.

No, Moctezuma estaba perfectamente informado de su llegada, del aspecto físico, de los palacios flotantes en los que navegaban, de las armas y los venados tan distintos de los que ellos conocían, (es decir de los caballos), de sus raros gustos, de sus aparentes pretensiones, de su obsesión por el oro y de su inquebrantable determinación de llegarse hasta la ciudad de los mexicas, la gran Tenochtitlan. Seguramente, esa información la tuvo Moctezuma desde el primer momento y con seguridad ya hemos establecido que en la estancia castellana en Cuetlaxtlan el teulide, informaba regularmente al tlatoani. Igual que los emisarios mexicas establecidos en Tlaxcala, no dejaban de mandar informes a un preocupado Moctezuma. 

Añadamos a todo lo anterior que el sistema de emisarios o correos que utilizaban los mexicas era lo suficientemente rápido y eficaz como para que en muy breve espacio de tiempo Moctezuma estuviera informado y el tlatoani se llenara de espanto, angustia, temor, tranquilidad y cualquier otra emoción.

El problema pues no estaba en lo qué sabía Moctezuma, sino en como lo interpretaba. De esa interpretación resultaba un Moctezuma templado que auguraba que todo saldría bien o por el contrario, un Moctezuma pesimista y apesadumbrado, atenazado por los más negros y pesimistas pensamientos que le presagiaban el fin del mundo azteca.

En definitiva Moctezuma barajó cinco opciones sobre la naturaleza de los españoles. (Hugh Thomas, «La Conquista de Mexico» páginas 259-254

Primera: Los españoles eran algo así como los chichimecas del norte, gente bárbara. Los mayas estaban en esa posición y por eso les hicieron guerra. Tal vez la presencia entre estos mayas de Gonzalo Guerrero, ayudó a comprender la verdadera naturaleza de los extranjeros.

Segunda: Se trataba de embajadores de un poderoso y lejano señor que arribaban a esos lugares para comerciar y entablar maravillosas relaciones y amistad entre ambos reyes. (Esta opción no la tuvo nadie en cuenta)

Tercera: Se trataba de Teules, que con cierta liberalidad puede traducirse como dioses, aunque Bernal Diez del Castillo, le da un significado más cercano a seres imbuidos «de una carga mágica, de un fuego vital, de una fuerza sagrada». Se les puede llamar también «seres divinos». Esta es la acepción que tanto totonacas como tlaxcaltecas propagaron a los cuatro vientos, puesto que les era muy favorable porque cumplía el papel de hacerlos invencibles, lo que animaba a los otros pueblos sojuzgados por los mexicas tanto como desanimaba a estos pues habían de enfrentarse a un enemigo al que no podían derrotar. 

Cuarta: los castellanos eran dioses perdidos que un día desaparecieron y ahora volvían.

Quinta: Los castellanos eran el mismo dios Quetzalcóatl. El dios civilizador y bondadoso que no exigía sacrificios humanos. Los aztecas tenían la leyenda del retorno de Quetzalcóatl, un dios-rey que se decía regresaría del este. La llegada de los españoles desde el este, con su tecnología avanzada y apariencia exótica, encajaba con estas profecías, lo que contribuyó a la percepción de los conquistadores como «teules».

Sexta: En algún momento Moctezuma tuvo la certeza de que el dios que regresaba con estos extranjeros era Huitzilopochtli, el dios protector de los mexicas. Le indujo a esa conclusión, la cruel belicosidad de esos seres y que en los dibujos que le confeccionaban los espías, llevaban puesto un casco que recordaba en todo al que representaba a Huitzilopochtli. Esto sumió a Moctezuma en un estado de parálisis. absoluta.

Caballos, Esteban Mira . Hernán Cortés: Una biografía para el siglo XXI (Serie Mayor) (p. 248). Editorial Crítica. Edición de Kindle.

Caballos, Esteban Mira . Hernán Cortés: Una biografía para el siglo XXI (Serie Mayor) (p. 248). Editorial Crítica. Edición de Kindle.

Otros aspectos que habrían de influir en estado de ánimo de Moctezuma fueron el mito del Quinto Sol en el que supuestamente habitaban los mexicas del momento.

Finalmente existían en el corpus mitológico mexica, ciertas ominosas profecías que anunciaban el fin del dominio de ese pueblo que llegó el último al valle y que sabía que otros anteriores de grandeza indudable habían caído, como los toltecas.

¿Cómo fue ese primer encuentro entre Moctezuma y Cortés?

Sabemos que fue un encuentro cordial. Cortés descendió de su caballo y Moctezuma de su litera. Seguramente el mexica pronunciaría la hermosa frase de bienvenida que el nahual reserva para esta y muchas ocasiones y que expresa la hospitalidad del mundo mesoamericano: «Señor nuestro, te has fatigado, te has dado cansancio; ya a la tierra tú has llegado; has arribado a tu ciudad, Mexico». O acaso les dijera:«Sed bienvenido, nuestro señor, de retorno a vuestro país y entre vuestro pueblo, para sentaros sobre el trono del que yo he sido su poseedor durante algún tiempo en vuestro nombre»

(Caballos, Esteban Mira . Hernán Cortés: Una biografía para el siglo XXI (Serie Mayor) (p. 248). Editorial Crítica. Edición de Kindle)

Cortés, a su vez «¿Acaso eres tú?» «¿Acaso eres tú Moctezuoma?»

Es posible, que Cortés quisiera abrazar a Moctezuma y que los criados de éste lo impidieron, si bien parece cierto que se estrecharon las manos.

A continuación una comitiva de señores entre los que destacaban el tlatoani de Tacuba, Totoquihuatzin, el de Texcoco, Cacama, el señor de Tlatelolco, que entonces era Itzuautzin, además del hermano de Moctezuma, Cuitláhuac, hizo una entrada solemne a la ciudad donde unos asombrados hombres, mujeres, niños y ancianos, subidos a las azoteas planas de las casa pudieron observar este acontecimiento que transmitía una mezcla de asombro e inquietud.

Moctezuma alojó a los españoles en el palacio de Axayácatl, que construyeran manos cholultecas, a modo de pago de tributo, para Moctezuma I.

En el patio, los arcabuceros dispararon unas salvas que transmitían tanto una señal de triunfo como de desahogo emocional después de tan duras jornadas.

Moctezuma se retiró con su séquito, si bien anunció que se presentaría al rato, como así ocurrió.

Y qué ocurrió en esa entrevista en el palacio Axayácatl.

Es este un punto historiográficamente importante, en tanto que Cortés siempre afirmó que en esa entrevista en el palacio de Axayácatl, Moctezuma se declaró vasallo del rey Carlos. Téngase en cuenta que esto no es una mera cuestión protocolaria. Si alguien se declara vasallo, cualquier acción que contradiga esa situación puede considerarse rebelión y por tanto es legítimo el uso de la fuerza contra el rebelde.

El mero sentido común hace muy difícil de aceptar que Moctezuma, porque sí, iba a declararse súbdito de un lejano e ignoto monarca. Esto lo afirmaba Cortés en sus «Cartas de Relación» y cabe pensar, siendo comprensivos, que hubo una traducción errónea en la que se perdieron muchos matices. Recordemos que Malitzin traducía el nahuatl al maya chontal y Gerónimo de Aguilar hacía lo propio de éste al castellano. Súmese que el elegante nahuatl de Moctezuma quizás no fuera del todo comprendido por Malitzin y que en contrapartida, tal vez hubiera diferencias significativas entre lo que llegaba  a Moctezuma y lo que había emitido Cortés.

Esta es la interpretación favorable, a la que pueden añadirse las inevitables incomprensiones culturales.

La otra interpretación, la desfavorable, dice que Cortés manipuló los hechos y las palabras a su favor para justificar acciones posteriores. 

Sin embargo, alguien tan poco dado a lisonjear a Cortés, como es Bernal Diez del Castillo en «Historia verdadera de la conquista de la Nueva España», se inclina a dar por cierta la versión del extremeño.

Es interesante la conclusión de Hugh Thomas, que puede resumirse en «algo debió haber». Tan increíble es la afirmación de Cortés de que Moctezuma aceptó sin más convertirse en súbdito de Carlos I, como que Cortés se lo inventara todo. Argumenta Hugh Thomas que tal, no hubiera sido pasado por alto por los muchos detractores (cuando no enemigos) que fue coleccionando Cortés a lo largo de su vida. Téngase en cuenta que «Las Cartas de Relación» se publicaron en el año1522, cuando todavía vivían muchos testigos directos de este momento que analizamos. Si Cortés mintió de forma tan descarada y manipuladora, muchos lo hubieran denunciado, como por ejemplo (y esto es importante) el mismo Gerónimo de Aguilar, ¡el traductor que estuvo presente! que en 1529 testificó en contra de Cortés en una pesquisa. Si Cortés hubiera mentido en cuanto a lo que se dijo o no se dijo, Aguilar lo hubiera hecho notar, pues en el momento de la pesquisa, sencillamente odiaba a Cortés. 

Un enigma, otro más de la Historia y de esta historia.