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ECONOMÍA DEL INCANATO.
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ToggleLa Agricultura Incaica: Fundamento del Imperio y Maestría Andina
La agricultura fue la columna vertebral de la economía y la sociedad incaica. En un entorno geográfico desafiante como los Andes, con sus variados climas, altitudes y terrenos accidentados, los incas desarrollaron un sistema agrícola sofisticado y altamente eficiente que les permitió alimentar a una vasta población y sustentar un imperio complejo. Su dominio de las técnicas de cultivo, la gestión del agua y la adaptación a diferentes ecosistemas fue una de sus mayores proezas.
I. Adaptación al Medio Ambiente y Diversidad de Cultivos:
Una de las características más notables de la agricultura incaica fue su capacidad para aprovechar la diversidad ecológica de los Andes. Cultivaron una asombrosa variedad de plantas, adaptando cada cultivo a la altitud, el clima y el tipo de suelo más adecuado. Entre sus principales cultivos se encontraban:
- La Papa (Patata): Cultivo fundamental y con una increíble diversidad de variedades adaptadas a diferentes altitudes.
- El Maíz (Sara): Otro cultivo esencial, aunque más sensible a la altitud, se cultivaba en los valles más cálidos.
- La Quinua: Un grano de alto valor nutritivo, resistente a las alturas y a las condiciones adversas.
- La Kiwicha (Amaranto): Otro pseudocereal nutritivo.
- Frijoles (Frijol): Diversas variedades adaptadas a diferentes climas.
- Calabazas (Zapallo): Varias especies cultivadas en zonas más cálidas.
- Oca, Ulluco, Mashua: Tubérculos andinos menores, pero importantes en la dieta local.
- Ají (ajíes): Utilizado como condimento.
- Coca: Cultivo de importancia ritual y social.
II. Técnicas Agrícolas Innovadoras:
Los incas desarrollaron una serie de técnicas agrícolas ingeniosas para maximizar la producción en un terreno accidentado:
- Andenes o Terrazas de Cultivo: La técnica más emblemática de la agricultura incaica. Construyeron extensas redes de terrazas en las laderas de las montañas, creando superficies planas para el cultivo, reteniendo el suelo fértil, facilitando el riego y controlando la erosión. Cada terraza podía tener microclimas diferentes, permitiendo el cultivo de una variedad de plantas en un mismo lugar.
- Sistemas de Riego: Desarrollaron complejos sistemas de canales, acueductos, represas y drenajes para gestionar el agua de lluvia, los deshielos y las fuentes subterráneas. Estos sistemas permitían llevar agua a las terrazas y a las zonas más secas, asegurando el riego incluso en épocas de escasez.
- Camellones o Waru Waru: En las zonas altas y planas, propensas a las inundaciones y las heladas, construyeron camellones o waru waru, que eran elevaciones de tierra rodeadas de canales de agua. El agua en los canales absorbía el calor del sol durante el día y lo liberaba lentamente por la noche, protegiendo los cultivos de las heladas. Además, los camellones mejoraban el drenaje y la aireación del suelo.
- Abono y Mejora del Suelo: Los incas conocían la importancia de la fertilización del suelo. Utilizaban guano de aves marinas (rico en nitrógeno y fósforo), estiércol de llama y alpaca, restos de cultivos y pescado descompuesto para enriquecer la tierra.
- Rotación de Cultivos: Aunque no se conoce el detalle de sus sistemas de rotación, la diversidad de cultivos sugiere que practicaban alguna forma de alternancia para evitar el agotamiento del suelo.
- Selección y Mejora de Semillas: Los incas realizaban una cuidadosa selección de semillas, almacenando las mejores para la siembra de la siguiente temporada y experimentando con diferentes variedades para mejorar su rendimiento y adaptación.
III. Simbolismo y Ritual:
La agricultura incaica estaba profundamente imbricada con su religión y cosmovisión. Se realizaban numerosos rituales y ceremonias a lo largo del ciclo agrícola para asegurar la fertilidad de la tierra, la protección de las cosechas y la abundancia de alimentos. Deidades como la Pachamama (Madre Tierra) y Mama Sara (diosa del maíz) eran especialmente veneradas.
IV. Legado:
El legado de la agricultura incaica es innegable. Sus técnicas de terrazas, sistemas de riego y conocimiento de la diversidad de cultivos siguen siendo relevantes hoy en día, especialmente en las regiones andinas. Su capacidad para transformar paisajes agrestes en tierras productivas es un testimonio de su ingenio y su profunda comprensión del medio ambiente. La agricultura no solo fue la base de su imperio, sino también una expresión de su armonía con la naturaleza y su sofisticada organización social.
La división de la tierra.
La División de la Tierra en la Agricultura Incaica:
La organización de la tenencia y el trabajo de la tierra era un aspecto central del sistema socioeconómico incaico, asegurando el sustento de la población y el funcionamiento del estado. La tierra se dividía fundamentalmente en tres partes, aunque esta división no implicaba una propiedad privada individual en el sentido moderno:
Tierras del Sol (Intipampa): Estas tierras estaban destinadas al mantenimiento del culto religioso y de los sacerdotes, las acllas (mujeres escogidas dedicadas al servicio religioso y a la producción textil fina) y otros miembros del clero. La producción de estas tierras se utilizaba para las ofrendas a las deidades, la celebración de festividades religiosas y el sostenimiento de la infraestructura religiosa, como los templos. Eran trabajadas por los miembros de los ayllus mediante el sistema de la mita (trabajo obligatorio rotativo).
Tierras del Inca (Sapapampa o Tierras del Estado): Estas tierras estaban asignadas al sustento del Inca, la nobleza, la administración imperial y el ejército. La producción de estas tierras se utilizaba para mantener a la élite gobernante, financiar las obras públicas, sostener al ejército y almacenar recursos para épocas de escasez o para la redistribución. Al igual que las tierras del sol, eran cultivadas por los ayllus a través de la mita. Es importante entender que estas «tierras del Inca» no eran propiedad personal del monarca en el sentido occidental, sino más bien tierras asignadas a su función como líder del estado.
Tierras de los Ayllus (Ayllupampa): Estas eran las tierras comunales asignadas a cada ayllu para su subsistencia. Cada familia dentro del ayllu recibía una parcela de tierra (tupu) para cultivar, cuyo tamaño se determinaba por las necesidades del grupo familiar (se otorgaba un tupu por cada varón casado y medio tupu adicional por cada mujer). La propiedad de la tierra recaía en el ayllu como colectivo, y los miembros tenían derecho de usufructo sobre sus parcelas. El trabajo en estas tierras se realizaba principalmente bajo el principio de la reciprocidad (ayni), donde los miembros del ayllu se ayudaban mutuamente en las tareas agrícolas.
Ganadería.
Aunque no alcanzó la misma escala y complejidad que la agricultura debido a las limitaciones geográficas y las especies domesticadas disponibles, la ganadería de camélidos andinos fue crucial para la subsistencia, el transporte, la producción textil y la ritualidad en el Tawantinsuyo.
I. Especies Domesticadas y Aprovechamiento:
La ganadería incaica se centró principalmente en la domesticación y manejo de camélidos andinos:
- La Llama (Lama glama): Fue el animal de carga por excelencia, capaz de transportar bultos de hasta 40-50 kg en los difíciles terrenos andinos. También proporcionaba carne, lana (aunque de menor calidad que la alpaca), cuero y su estiércol se utilizaba como combustible y fertilizante.
- La Alpaca (Vicugna pacos): Era apreciada principalmente por su lana fina y suave, utilizada para la confección de textiles de alta calidad destinados a la élite y a fines rituales. También se aprovechaba su carne.
- El Cuy (Cavia porcellus): Aunque de menor tamaño, el cuy era un importante fuente de carne en la dieta andina y también se utilizaba en rituales.
- El Perro Peruano sin Pelo (Canis lupus familiaris): Si bien no era un animal de producción en el mismo sentido que los camélidos, se criaba en algunas regiones y tenía un valor ritual y como fuente de alimento en menor medida.
- Patos (Cairina moschata): Se criaban en algunas zonas bajas como fuente de carne y huevos.
Es importante destacar que la vicuña (Vicugna vicugna) y el guanaco (Lama guanicoe) eran camélidos silvestres que no fueron domesticados a gran escala por los incas. Sin embargo, eran cazados controladamente por su carne y, en el caso de la vicuña, por su lana extremadamente fina, reservada para la vestimenta del Inca y la nobleza. Se realizaban chacos, cacerías comunales, para esquilar a las vicuñas y luego liberarlas, asegurando la conservación de la especie.
II. Sistemas de Manejo y Organización:
La ganadería incaica estaba cuidadosamente organizada y controlada por el estado:
- Propiedad de los Rebaños: Los rebaños de camélidos se dividían principalmente en tres categorías de propiedad:
- Rebaños del Estado: Destinados a cubrir las necesidades del Inca, la nobleza, el ejército y la administración.
- Rebaños del Sol: Administrados por los sacerdotes y destinados al mantenimiento de los templos y a las ofrendas rituales.
- Rebaños Comunales (del Ayllu): Propiedad de las comunidades locales y gestionados para el beneficio colectivo de sus miembros.
- Pastoreo y Cuidado: Los rebaños eran cuidados por pastores especializados, a menudo jóvenes y niños, que conocían las rutas de pastoreo, las necesidades de los animales y los terrenos adecuados según la estación.
- Control y Censos: El estado inca llevaba un control estricto del número de cabezas de ganado a través de los quipus. Se realizaban censos periódicos para conocer la cantidad de animales disponibles en cada región y planificar su distribución y uso.
- Rotación de Pastos: Se practicaba la rotación de pastos para evitar el sobrepastoreo y asegurar la disponibilidad de alimento para los animales. Se utilizaban diferentes zonas de pastoreo según la época del año y la altitud.
- Infraestructura: Se construían corrales y refugios rudimentarios para proteger a los animales de las inclemencias del tiempo y de los depredadores.
III. Importancia Económica, Social y Ritual:
La ganadería tuvo un impacto significativo en diversos aspectos de la vida incaica:
- Economía: Proporcionó recursos esenciales como carne para la alimentación, lana para la vestimenta y la elaboración de textiles (una industria clave en el imperio), cuero para diversos usos y animales de carga para el transporte, especialmente en largas distancias donde no llegaban los caminos llanos. El estiércol era un valioso fertilizante y combustible en las alturas.
- Sociedad: La posesión de ganado, especialmente grandes rebaños, podía ser un signo de estatus y riqueza. La distribución de productos ganaderos por parte del estado era un mecanismo de redistribución y control social.
- Ritual: Los camélidos, especialmente las llamas y las alpacas, eran animales importantes para los sacrificios religiosos en diversas ceremonias dedicadas al Sol, la Pachamama y otras deidades. El color y las características del animal sacrificado podían tener significados simbólicos específicos. La lana fina de la vicuña era utilizada para confeccionar vestimentas rituales y para el propio Inca.
IV. Limitaciones y Adaptaciones:
A diferencia de otras grandes civilizaciones, los incas no contaron con grandes animales de tiro como bueyes o caballos hasta la llegada de los españoles. Esto limitó la escala de su agricultura y la capacidad de transporte pesado. Sin embargo, supieron adaptar eficientemente el uso de los camélidos andinos a sus necesidades y al entorno geográfico, maximizando los beneficios que podían obtener de ellos.
En resumen, la ganadería incaica, centrada en la cría y manejo de camélidos andinos, fue una actividad económica esencial que complementó la agricultura, proporcionando recursos vitales, facilitando el transporte y desempeñando un papel importante en la esfera social y ritual del poderoso Imperio del Tawantinsuyo. Su organización estatal y sus técnicas de manejo reflejaron la sofisticación y la adaptabilidad de la civilización incaica.
Las artesanías en la economía del incanato
Si bien la agricultura y la ganadería eran los pilares fundamentales de su subsistencia, la producción artesanal era esencial para satisfacer las necesidades de la población, la élite gobernante y las prácticas rituales. Además, las artesanías incaicas alcanzaron un alto nivel de calidad y sofisticación, reflejando su dominio técnico y su cosmovisión.
I. Tipos Principales de Artesanías:
La producción artesanal en el Tawantinsuyo fue diversa, abarcando varios campos importantes:
- Textilería: Fue una de las artes más preciadas y desarrolladas. Los incas heredaron y perfeccionaron técnicas ancestrales, utilizando principalmente algodón (en las zonas cálidas de la costa), lana de llama y alpaca (en las regiones andinas) y la fina lana de vicuña (reservada para la élite).
- Función Utilitaria: Se producían prendas de vestir (como el uncu o túnica, la yakolla o manto, y sandalias), bolsas (ch’uspa), cuerdas y otros elementos necesarios para la vida diaria.
- Función Social y Política: Los textiles de alta calidad (cumbi) eran símbolos de estatus y riqueza, utilizados como regalos diplomáticos, tributos y para vestir a la nobleza y al Inca. Los diseños (tocapu) tenían significados simbólicos y heráldicos.
- Función Ritual: Se elaboraban textiles especiales para ceremonias religiosas, ofrendas a las deidades y para envolver a las momias de los ancestros.
- Cerámica: La alfarería incaica se caracterizó por su producción en masa, estandarización de formas y decoración geométrica, aunque también incluyó representaciones zoomorfas y fitomorfas.
- Función Utilitaria: Se producían una gran variedad de recipientes para almacenar alimentos y bebidas (como el aríbalo), cocinar, y para el uso diario (platos, vasos).
- Función Ritual: Se elaboraban cerámicas especiales para ceremonias y ofrendas, a menudo con diseños y formas particulares. El quero, un vaso ceremonial de madera o cerámica, era característico.
- Metalurgia: Los incas fueron hábiles metalúrgicos, trabajando principalmente el oro y la plata (asociados al Sol y la Luna respectivamente), pero también el cobre y el bronce para herramientas y armas.
- Función Ornamental y Ritual: Con los metales preciosos se creaban joyas (orejeras, narigueras, brazaletes), adornos para templos y objetos ceremoniales.
- Función Utilitaria y Militar: El cobre y el bronce se utilizaban para fabricar herramientas agrícolas (chakitaklla o arado de pie), armas (mazas, hachas, puntas de lanza) y algunos objetos domésticos.
- Lapidaria y Escultura: Trabajaron la piedra con gran maestría, creando desde pequeñas figuras y amuletos hasta grandes construcciones arquitectónicas y esculturas.
- Función Ritual y Simbólica: Se tallaban ídolos (illas o conopas) representando animales, plantas o fuerzas naturales, utilizados en rituales para la fertilidad y la protección. También se elaboraban esculturas antropomorfas y zoomorfas con significado religioso o conmemorativo.
- Función Utilitaria: Se producían morteros, batanes y otros utensilios de piedra.
- Trabajo en Madera y Hueso: Aunque menos abundante en los registros arqueológicos que otros materiales, se sabe que trabajaron la madera para la fabricación de queros, herramientas y otros objetos. El hueso también se utilizaba para herramientas pequeñas y adornos.
- Cestería y Cordelería: Elaboraban cestos de diversas formas y tamaños para el transporte y almacenamiento, así como cuerdas y sogas de fibras vegetales (como la cabuya) para múltiples usos.
- Plumería: El arte de trabajar las plumas de aves exóticas era altamente valorado, utilizándose para la confección de tocados, adornos y vestimentas para la nobleza y ceremonias importantes.
II. Organización de la Producción Artesanal:
La producción artesanal en el Imperio Incaico estaba organizada de diversas maneras:
- Artesanía a Nivel Doméstico: Muchas necesidades básicas eran cubiertas por los propios miembros de los ayllus, que tejían sus propias ropas, fabricaban sus herramientas de cerámica y trabajaban la madera y la piedra para sus usos cotidianos.
- Artesanos Especializados: Existían artesanos dedicados a tiempo completo a la producción de bienes de mayor calidad o especializados en técnicas particulares. Estos artesanos a menudo estaban adscritos a la nobleza, a los templos o al estado, y eran mantenidos por ellos, dedicando su producción a satisfacer sus demandas.
- Talleres Estatales: En algunos centros importantes, como Cusco, existían talleres mantenidos por el estado donde artesanos especializados producían bienes para el Inca, la nobleza y los fines ceremoniales.
- Tributo en Artesanías: Algunas provincias conquistadas estaban obligadas a tributar al imperio con productos artesanales especializados, como textiles finos, objetos de metal o cerámica de alta calidad.
III. Importancia Económica y Social:
- Satisfacción de Necesidades: Las artesanías eran esenciales para cubrir las necesidades básicas de la población en cuanto a vestimenta, herramientas, recipientes y otros objetos de uso diario.
- Tributo y Redistribución: La producción artesanal formaba parte del sistema de tributo al estado, que luego redistribuía estos bienes según las necesidades y la jerarquía social.
- Comercio (Limitado): Si bien la economía incaica no se basaba en un mercado extenso y la moneda no existía, había un intercambio local y regional de productos, incluyendo artesanías, a través del trueque.
- Estatus y Diferenciación Social: La calidad y los materiales de las artesanías, especialmente los textiles y los objetos de metal, eran marcadores de estatus social. La élite tenía acceso a bienes más finos y elaborados.
- Cohesión Social: La producción artesanal, especialmente a nivel del ayllu, podía fortalecer los lazos comunitarios a través del trabajo colectivo.
IV. Significado Cultural y Religioso:
- Expresión Artística: Las artesanías incaicas reflejaban su sentido estético, su dominio técnico y su habilidad para trabajar diversos materiales.
- Cosmovisión: Los diseños y la iconografía presentes en las artesanías a menudo tenían significados simbólicos relacionados con su religión, su comprensión del universo y su relación con la naturaleza.
- Legado Cultural: Las técnicas y los diseños de la artesanía incaica han perdurado hasta la actualidad, influyendo en la producción artesanal de las comunidades andinas contemporáneas.
Organización del trabajo.
Organización del Trabajo y la Producción:
La agricultura incaica estaba estrechamente ligada a la organización social y política del imperio:
- Trabajo Comunal (Ayni): El trabajo agrícola en las tierras del ayllu se realizaba de forma comunitaria, bajo el principio de reciprocidad. Los miembros del ayllu se ayudaban mutuamente en las tareas de siembra, cosecha y construcción de infraestructuras agrícolas.
- Trabajo Obligatorio (Mita): Los campesinos también estaban obligados a trabajar en las tierras del estado y del sol, como parte de su tributo. La producción de estas tierras se destinaba al sostenimiento de la nobleza, los sacerdotes, el ejército, las obras públicas y el almacenamiento para épocas de escasez.
- Almacenamiento (Collcas): El imperio contaba con una extensa red de collcas o almacenes estatales, estratégicamente ubicados, donde se guardaban los excedentes de producción agrícola. Estos almacenes aseguraban el suministro de alimentos en caso de malas cosechas, para el ejército en campaña y para la redistribución a las regiones necesitadas.
Para saber más: la hoja sagrada de coca y sus implicaciones en el mundo andino.
La hoja de coca (Erythroxylum coca) es mucho más que una simple planta en los Andes; es un elemento sagrado, un conector espiritual, una medicina ancestral y un símbolo de identidad cultural que ha tejido una intrincada red de significados a lo largo de milenios. Su uso tradicional, que persiste hasta nuestros días, dista enormemente de la percepción occidental moderna, marcada por su derivado ilícito.
Un Vínculo Ancestral y Espiritual:
Desde tiempos preincaicos, la coca ha ocupado un lugar central en la cosmovisión andina. Se la considera una planta maestra, un regalo de los dioses, capaz de conectar el mundo terrenal (Kay Pacha) con el mundo de arriba (Hanan Pacha) y el mundo de abajo (Uku Pacha). Su presencia es constante en rituales, ceremonias y prácticas adivinatorias.
- Ofrenda Sagrada: Las hojas de coca son una ofrenda fundamental a las deidades (como la Pachamama, los Apus y el Inti) y a los ancestros (mallqui). Se las ofrece en señal de respeto, agradecimiento y petición, buscando su favor y protección. En ceremonias importantes, se queman hojas de coca, se entierran o se esparcen en lugares sagrados.
- Comunicación con lo Divino: Los yatiris (sabios, curanderos) utilizan las hojas de coca como una herramienta de adivinación. La forma en que caen las hojas al ser lanzadas, sus combinaciones y las interpretaciones del yatiri revelan mensajes del mundo espiritual, diagnostican enfermedades, predicen el futuro y aconsejan sobre decisiones importantes.
- Rituales de Paso y Celebraciones: La coca está presente en ritos de paso como nacimientos, matrimonios y funerales, así como en celebraciones comunitarias y festividades agrícolas. Su consumo ritual fortalece los lazos sociales y reafirma la identidad cultural.
Medicina Ancestral y Sustento:
Más allá de su significado espiritual, la coca posee propiedades medicinales y nutricionales valiosas, conocidas y utilizadas tradicionalmente en los Andes:
- Alivio del Mal de Altura: Masticar hojas de coca ayuda a mitigar los síntomas del soroche o mal de altura, como el dolor de cabeza, las náuseas y la fatiga, gracias a sus alcaloides que facilitan la oxigenación de la sangre.
- Supresión del Apetito y la Fatiga: La coca actúa como un suave estimulante, ayudando a suprimir el apetito y a reducir la sensación de fatiga, lo cual era crucial para los trabajadores en las duras condiciones de la agricultura y el transporte en las alturas andinas.
- Analgésico y Anestésico Suave: Tradicionalmente, se han utilizado cataplasmas de hojas de coca para aliviar dolores musculares, articulares y de cabeza, así como por sus ligeras propiedades anestésicas locales.
- Aporte Nutricional: La hoja de coca contiene vitaminas (A, B1, B2, C, E), minerales (calcio, fósforo, hierro, potasio, magnesio) y alcaloides, aunque en cantidades modestas al ser consumida en su forma tradicional.
Un Tejido Social y Cultural:
La coca no es solo una planta, sino un elemento que vertebra la vida social y cultural de muchas comunidades andinas:
- Intercambio y Reciprocidad: El cultivo y la distribución de la coca han sido históricamente importantes en los sistemas de intercambio y reciprocidad entre diferentes pisos ecológicos en los Andes.
- Trabajo Comunitario: En algunas regiones, la siembra y la cosecha de la coca pueden involucrar trabajo comunitario, fortaleciendo los lazos del ayllu.
- Identidad Étnica: Para muchos pueblos indígenas andinos, la coca es un símbolo de su identidad y resistencia cultural frente a la influencia occidental y la criminalización asociada a su uso ilícito. Defender el derecho al cultivo y uso tradicional de la coca es, para ellos, defender su herencia y su forma de vida.
- Masticado Tradicional (Aculli o Mambe): El acto de masticar hojas de coca, a menudo acompañado de una sustancia alcalina como la llipta o tocra para liberar los alcaloides, es una práctica social que facilita la conversación, el trabajo en grupo y la concentración.
En el Contexto Incaico:
Durante el Imperio Inca, la coca era altamente valorada y su uso estaba regulado. Si bien no era exclusiva de la nobleza, su distribución y consumo estaban controlados por el estado. Se utilizaba en ceremonias religiosas importantes, como ofrenda al Sol y a otras deidades, y era consumida por mensajeros (chasquis) y trabajadores por sus propiedades energizantes. Los almacenes estatales (collcas) también guardaban hojas de coca.
Más Allá del Estigma:
Es crucial entender la profunda diferencia entre el uso tradicional y ancestral de la hoja de coca en los Andes y su procesamiento químico para la producción de cocaína. Para las comunidades andinas, la coca es una planta sagrada con múltiples beneficios y significados, arraigada en su historia, su espiritualidad y su vida cotidiana. Comprender estas implicaciones nos permite apreciar la complejidad de esta planta y su rol fundamental en el mundo andino.