EL FINAL DE ATAHUALPA Y LA RESISTENCIA INCA.

Atahualpa prisionero de Pizarro.

El mismo interés que puso Pizarro en capturar vivo al Sapa Inca, es el que utilizó para que fuera tratado a la altura de su dignidad. Se le permitió una vida cercana a la normalidad con entradas y salidas de sus consejeros o esposas por ejemplo. Es también digno de anotarse que las conversaciones y chanzas con sus captores eran constantes.

La habitación del oro.

Atahualpa entendió muy pronto la mentalidad de los españoles que lo habían apresado y concluyó que un acuerdo que implicara su libertad mediante la entrega de una gran cantidad de oro y plata (y otros tesoros), podría salvarle la vida. No tanto porque pensara que Pizarro fuera a cumplir su parte como porque el tiempo que llevaría recoger tal cantidad de piezas era un tiempo que sus generales podían emplear en asaltar Cajamarca.

Pero las cosas no salieron de ese modo.

Primero, porque Pizarro estaba decidido a eliminarle. Vivo, era un reclamo de rebelión permanente para generales tan avezados y expertos como Quizquiz. Vivo, era perfectamente posible que el emperador Carlos lo restituyera en su puesto.

Segundo, porque Atahualpa le puso muy fácil las cosas a Pizarro a la hora de encontrar una excusa/razón legal para ejecutar al Inca sin el peligro de  que en un momento determinado se le acusara de regicidio: Atahualpa por medio Rumiñahui había contactado con las fuerzas exteriores para que asaltaran Cajamarca y además, estando bajo prisión de los españoles había ordenado la ejecución de su hermanastro Huascar.

29 de Junio de 1533

Es decir,  doscientos veinteicuatro días desde que fuera apresado, Atahualpa fue ejecutado por garrote en la plaza de Cajamarca después de ser bautizado por precisamente el dominico Vicente de Valverde, el del requerimiento. Le cristianó con el nombre de Paulo, es de suponer que por la festividad del día (quizás pudo optar igualmente por Pedro)

Pizarro no las tenía todas consigo sobre la legalidad/legitimidad del magnicidio y optó por enviar fuera de Cajamarca a pesos pesados de entre los suyos como Hernando de Soto que no aprobaba tal acción.

En cualquier caso, la muerte de Atahualpa causó una abrumadora conmoción en el Tawantinsuyo. Sus partidarios lo lloraron desconsoladamente y cuentan las crónicas que como muchas de sus esposas quisieron suicidarse. Oros, como toda la nobleza del Cuzco, celebró la muerte del considerado usurpador.

¿Atahualpa ordenó la ejecución de Huáscar estando prisionero?

, las crónicas coinciden en que Atahualpa ordenó la ejecución de Huáscar cuando ya estaba prisionero de los españoles, es decir, después de la celada de Cajamarca (16 de noviembre de 1532). Evidentemente Atahualpa no esperaba ningún acuerdo con su hermanastro al que había asesinado a toda su familia. Añadamos que si esto no era suficiente impedimento para un acuerdo, Atahualpa razonó con toda la lógica que un Huascar vivo y en manos españolas lo convertían en un instrumento político que podría jugar en su contra de manera 

¿Qué narran las fuentes?

  1. Francisco de Xerez (cronista oficial de Pizarro):
    Relata que Atahualpa, al enterarse de que los españoles pretendían traer a Huáscar a Cajamarca, mandó matarlo secretamente, temiendo que los conquistadores pudieran usar a su hermano como alternativa al poder.

  2. Pedro Pizarro confirma que la muerte ocurrió mientras Atahualpa estaba en prisión, y señala que temía que los españoles lo prefirieran como nuevo Inca.

  3. Cieza de León, aunque más prudente, también da por hecho que fue Atahualpa quien dio la orden.

  4. Guamán Poma de Ayala (siglo XVII) narra con más dramatismo la rivalidad entre ambos, reforzando la idea de que Atahualpa eliminó a su hermano por cálculo político, incluso bajo su propia debilidad como cautivo.

Motivo principal

Atahualpa consideraba a Huáscar un riesgo político. Los españoles habían mostrado interés en él, y Atahualpa no quería que ningún miembro de la familia real rival pudiera ser instrumentalizado por los conquistadores para debilitar su autoridad.

Fecha aproximada

La ejecución de Huáscar tuvo lugar entre diciembre de 1532 y enero de 1533, mientras Atahualpa seguía preso en Cajamarca y se negociaba el pago del famoso rescate de oro y plata.

Conclusión

Atahualpa ya era prisionero de Pizarro cuando ordenó la muerte de su hermano Huáscar. Lo hizo por temor a que los españoles lo liberaran y lo colocaran como Inca rival.

La resistencia Inca

11 de agosto de 1533

Tras la ejecución de Atahualpa, Francisco Pizarro entendió que el siguiente paso era la toma del Cuzco, corazón del Tawantinsuyo.

La elección de un Sapa Inca, mero títere de los españoles en la persona de Túpac Huallpa, uno de los múltiples hijos de Huayna Cápac, resultó una decisión fallida debido a la prematura muerte de éste.

El recorrido de 1200 kilómetros desde Cajamarca hasta Cusco (pasando por Hatun Xauxa, 11 de Octubre de 1533, y renombrada como Jauja por los españoles, término que se impuso como sinónimo de riquezas abundantes y fáciles por las allí encontradas o imaginadas), fue más laborioso de lo esperado aunque se hiciera por el camino real inca. Esto hay que atribuirlo, además de los inconvenientes de la altitud, frío y movilidad reducida de los carruajes en esos caminos pensados para llamas andinas, al constante acoso de las tropas quiteñas dirigidas por el general de Atahualpa, Quizquiz.

No muy lejos de la ansiada y sagrada ciudad de Cuzco (o Cusco) se presentó ante Pizarro otro hijo de Huayna Capac, de la nobleza cusqueña, reclamando la dignidad de Sapa Inca, que Pizarro aceptó en tanto que buscaba con ello una figura que diera estabilidad política al vasto imperio incaico. Hablamos de Manco Cápac

Finalmente el 15 de noviembre de 1533 entraron en Cuzco sin resistencia, incluso fueron recibidos con simpatía. Lo que sucedió a continuación constituye una de las acciones más ignominiosas de toda la conquista americana, como fue el saqueo de Cuzco, un saqueo al modo del «sacco di Roma», es decir de una brutalidad inaudita e inexplicable. Fue la forma que tuvo Pizarro de pagar a la hueste y un baldón en su biografía, esto con independencia de que no lo ordenó pero desde luego no no impidió.

Manco Cápac

Manco Cápac, al que las crónicas renombraron Manco Inca, alcanzó como hemos visto la dignidad de sapa Inca, con el beneplácito de Pizarro, cuando tenía diez y nueve años. 

La relación que tuvo con los españoles empeoró de forma gradual debido a las continuas vejaciones al que le sometieron algunos de aquellos, que pensaban que escondía o conocía el paradero de inmensas cantidades de oro. Entre los que pensaba tal cosa se encontraba Hernando Pizarro, el hermano, que simuló querer una amistad sincera con Manco Inca, como forma de obtener esa valiosa información. Pero Manco Inca tenía sus propios planes.

De Manco Inca a Túpac Amaru I

1536: Manco Inca se convierte en rebelde

Tras ser coronado como Inca nominal por los españoles, Manco Inca Yupanqui comprendió pronto que no era más que un títere. Humillado por los Pizarro y sus hombres, urdió una escapatoria astuta: con el pretexto de recuperar una imagen sagrada, toda de oro para ofrecérsela a Hernando Pizarro, logró salir de Cusco… pero no volvió.

En realidad, se dirigía a las montañas para organizar una gran rebelión contra los invasores.

1536–1537: El gran sitio de Cusco y el cerco a Lima.

Desde su refugio, Manco reunió decenas de miles de guerreros y lanzó una ofensiva general sobre el Cusco. La ciudad quedó sitiada durante más de 10 meses.

Pese a la superioridad numérica inca, los españoles resistieron con ayuda de su caballería y refuerzos. Fue el momento más crítico para la conquista: Lima, Jauja y otros enclaves también fueron atacados.

Pero el plan de Manco era más ambicioso que la simple toma de Cusco. Simultáneamente, envió fuerzas hacia el norte para atacar Lima, la recién fundada capital del virreinato, aún en pañales y débilmente defendida. Según los cronistas, las tropas quechuas llegaron a ocupar el camino del valle del Mantaro, interrumpiendo las comunicaciones entre Lima y Cusco, que eran vitales para la coordinación y el envío de refuerzos y provisiones.

Aunque la toma de Lima fracasó —la ciudad fue defendida por Pizarro con ayuda de algunos aliados indígenas y un uso clave de la caballería—, la ofensiva demostró que la resistencia inca no era improvisada ni carente de visión estratégica.

1537–1544: Retirada estratégica a Vilcabamba

Tras fracasar el asedio, Manco se retiró a Vilcabamba, una zona montañosa y selvática difícil de acceder, donde fundó un nuevo estado incaico.

Desde allí, resistió durante años mediante guerrillas, diplomacia y una red de lealtades indígenas. Era el renacimiento de una soberanía andina, lejos del control español.

1544: Muerte de Manco Inca

Manco fue asesinado por soldados almagristas que se habían refugiado en Vilcabamba, en el contexto de las feroces disputas entre pizarristas y almagristas, que estos últimos perdieron, buscando refugio y escondite en el incanato de Vilcabamba. No está clara la razón (quizás buscaban una reconciliación con Pizarro y esta fue la forma  de conseguirla, que resultó inútil)  por la cual estos almagristas acabaron matando al inca y desde luego ellos fueron ejecutados de inmediato.

A pesar de ello, la resistencia continuó bajo sus hijos. Comenzaba la etapa dinástica del «Incanato de Vilcabamba».

1545–1558: Sayri Túpac

El primero en sucederle fue Sayri Túpac, quien mantuvo la independencia durante años, pero acabó aceptando una oferta del virrey para instalarse pacíficamente en Yucay.

A cambio de riquezas y honores, renunció a su derecho al trono y al aislamiento de Vilcabamba.

1558–1571: Titu Cusi Yupanqui

Tras la retirada de su hermano, Titu Cusi reactivó el estado rebelde desde Vilcabamba. Jugó una carta ambigua: negociaba con los españoles mientras mantenía la autonomía.

Incluso se convirtió formalmente al cristianismo en un intento de acercamiento, aunque sin abandonar del todo las creencias ancestrales. Murió repentinamente en 1571, probablemente envenenado.

1571–1572: Túpac Amaru I y el final

Con Túpac Amaru I llegó el último capítulo. Su ascenso fue visto por los españoles como un desafío directo. Cuando unos misioneros fueron ejecutados en Vilcabamba, el virrey Francisco Álvarez de Toledo reaccionó con fuerza.

Una expedición militar capturó la ciudad, y Túpac Amaru fue detenido en la selva, llevado a Cusco y decapitado públicamente en 1572.