EL IMPERIO MEXICA BAJO MOCTEZUMA XOCOYOTZIN
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TogglePodemos leer una interesante biografía de este personaje decisivo en el transcurso de esta historia y de la Historia, en el enlace que se indica. Hablaremos en muchos momentos de este Moctezuma II.
En el momento de la llegada de Hernán Cortés a la gran Tenochtitlan, estos eran los aspectos más definitorios e interesantes del imperio mexica que regía el Huey tlatoani Moctezuma Xocoyotzin.
Una economía cada vez más dependiente de los tributos.
Incremento demográfico: La población de Tenochtitlan probablemente había alcanzado la cifra de los doscientos cincuenta mil habitantes a la llegada de los españoles. Esto suponía un importante aumento de las necesidades alimenticias poniendo a las chinampas al límite de su productividad. Ha de tenerse en cuenta que el lago de Texcoco siempre vivía amenazado por sequías, tormentas, heladas o lluvias intempestivas que podían terminar en periodos de carencias o más grave en hambrunas como la terrible del año 1451. Se daba además la circunstancia que el número relativo de los comunes dedicados a la agricultura había disminuido porque eran muchos los macehuales dedicados a los oficios manuales como orfebres, ceramistas, plumajeros, escultores etc.
Hemos de recordar igualmente, como una de las consecuencias de tal catástrofe (la hambruna), determinó que Moctezuma I ordenara la construcción de «silos» (avant la lettre) para almacenar maíz que supleria las carencias de las malas cosechas.
Pero también y esto nos interesa ahora, que la expansión territorial, fuera una «política de Estado» a fin de asegurar por medio de los tributos impuestos a los pueblos conquistados, el suministro de alimentos. Podemos entonces anotar el segundo elemento característico y diferenciador del reinado de Moctezuma II, a saber:
La excesiva dependencia de los tributos: Como sabemos, los tributos constituían junto a la agricultura y el comercio los fundamentos de la economía mexica.
En la época del tlatoani Moctezuma Xocoyotzin, los tributos no solamente tenían por objetivo suplir, complementar, asegurar los alimentos básicos para la población común mexica, sino que también, mediante los productos tributarios, mantas, plumas, alimentos etc. era como el «Estado» pagaba a funcionarios, a burócratas y a la extensa red imperial que controlaba las poblaciones sometidas a Tenochtitlan. Porque para los mexicas, lo más parecido a una moneda eran los granos de cacao, era pues una economía que se basaba en el trueque.
Aun los tributos tenían una función de capital importancia: aportaban el elemento suntuario y de lujo que reclamaba la clase noble, los pipiltín, con Moctezuma a la cabeza. Puede leerse en «La Conquista de Mexico» de Hugh Thomas, que «los nobles no podían pasarse sin sus quince mil tarros de miel y doscientas mil mantas de tamaños diversos». De Moctezuma, en este mismo texto se dice que todos lo días se le ofrecían setenta platos de comida que probaba y repartía entre los asistentes y acompañantes. Según la descripción de Bernal Díaz del Castillo en su «Historia verdadera de la conquista de la Nueva España», Moctezuma tomaba habitualmente hasta 50 tazas de chocolate al día, algo reservado en exclusiva a la clase alta de los tenochas. Moctezuma se cambiaba tres veces al día de vestimenta y esos vestidos nunca más volvían a ser usados por el tlatoani.
Es fácil comprender que las cada vez más exigentes reclamaciones tributarias, tenían la derivada de crear un caldo de resentimiento y odio hacia los mexicas que ponía a muchos de los pueblos dominados en una permanente situación de rebelión. Hemos hablado de resentimiento pero el término odio no es incorrecto porque entre las exigencias se encontraba el descarado aumento de las guerras floridas para que los mexicas ofrecieran a sus deidades una cantidad de sacrificios siempre insuficientes.
Una sociedad estable pero cada vez más rígida y desigual.
La Tenochtitlan que encontraron Cortés, sus huestes y los cronistas, era una ciudad limpia, pacífica y segura. Además la sociedad mexica en la época de Moctezuma II gozaba de estabilidad. Contribuía esta situación, primero de todo, la propia estructura estamental que no permitía cambios y por tanto tampoco convulsiones, en segundo lugar, las implacables leyes y sus duros castigos para aquellos que las incumplían (se gobernaba, decía Moctezuma el joven, «no por amor, sino por temor), pero finalmente también, y esto es importante, a la aceptación voluntaria de la mayoría de los mexicas de su situación. El mexica había interiorizado, quizás demasiado, que su suerte estaba ligada a la fecha de su nacimiento, había buenos, malos e indiferentes días para nacer. El 4-perro era un día excelente para nacer y el peor de todos el 9-viento. Muchas veces se cumplían estas predicciones que señalaban los augurios en lo que sin duda es una demostración de las profecías autocumplidas. Lo que queremos decir es que el mexica se conformaba con una suerte que ya le venía impuesta desde el nacimiento. Además el mexica prácticamente no existía como individuo, no era nada fuera de su comunidad, siendo este factor otra contribución a la estable sociedad mexica que conocieron los españoles.
El mexica de la época era amable y hospitalario, «amable como un indio mexicano» se decía en Castilla.
Sin embargo, todo lo anterior no debe llevarnos a a conclusión de que todo era perfecto en Tenochtitlan. Algunos nubarrones amenazaban con romper los equilibrios sociales.
Recordemos que los mexicas de la época de la peregrinación conformaban una sociedad bastante más igualitaria, que fue a partir la batalla de Azcapotzalco
y los cambios ideológicos que implementó Tlacaelel el Cihuacóatl que la sociedad mexica adquirió los rasgos que hemos estudiado en el capítulo correspondiente y que se enlaza. Ese carácter piramidal y rígidamente estamental se acentuó con Moctezuma I y alcanzó cotas de paroxismo con Moctezuma II.
Veamos:
Moctezuma I estableció los límites exactos, así como las interacciones, entre el monarca y los nobles, entre estos y los altos funcionarios, entre los altos y funcionarios y los funcionarios menores y finalmente entre estos funcionarios menores y el pueblo común.
Moctezuma II Xocoyotzin gobernó a la manera más absolutista y personalista. No consultó jamás con el Consejo Supremo ni se molestó en aparentar, como sus antepasados que lo hacía.
Todos los cargos oficiales pasaron a estar ostentados por nobles y exclusivamente por nobles. Moctezuma no se contentó con expulsar a todos los anteriores burócratas sino que hizo que los mataran temeroso de que pudieran revelar algún secreto que hubieran conocido.
Los niños comunes, que manifestaban cualidades excepcionales, y que hasta Moctezuma II podían asistir a escuelas de nobles, los calcémac y convertirse en sacerdotes, quedaron excluidos de tal posibilidad con este tlatoani, agrandando la brecha social, ya de por sí muy amplia.
El acceso a los edificios nobles y/o aposentos del tlatoani quedó muy restringido y básicamente estaba prohibido mientras no se dijera lo contrario.
Nadie podía hablar al tlatoani a menos que éste lo permitiera o preguntara. Moctezuma hablaba muy bajo y se le respondía muy bajo igualmente.
Nadie miraba directamente al tlatoani, permanecía ante él con la mirada baja y de rodillas. Algunos cronistas posteriores, anotaron con sorpresa como algunos de los sirvientes que habían atendido a Moctezuma, no podían describirlo pues nunca lo habían visto, es decir, nunca habían osado mirarle.
Además de la figura semi divina en la que se había convertido el tlatoani Moctezuma, existían en el Tenochtitlan previo a la conquista española, veintiún poderosas y ricas familias que vivían en el lujo de sus fastuosos palacios.
¿Quién pagaba y quién no pagaba impuestos en la sociedad mexica?
En la sociedad mexica, el pago de impuestos y tributos era un aspecto fundamental de la organización económica, y su distribución estaba directamente relacionada con la estructura jerárquica y las obligaciones sociales de cada clase.
Una cosa que llamará la atención del lector cuando lea el texto que sigue, es la similitud asombrosa entre el sistema impositivo mexica y el castellano (y europeo) del momento.
Los que pagaban impuestos.
Los macehuales (campesinos y trabajadores comunes).
Eran la mayoría de la población y estaban obligados a pagar tributos en especie (productos agrícolas como maíz, frijoles, cacao, mantas de algodón, etc.) o a través de trabajo (servicio laboral, como construir templos o trabajar en las chinampas).
También debían proporcionar mano de obra para proyectos públicos y el ejército.
Los pochtecas (comerciantes).
Pagaban tributos especiales en forma de bienes exóticos adquiridos durante sus viajes comerciales, como plumas, jade, o cacao.
Algunas clases de artesanos especializados:
Aquellos que producían bienes valiosos, como joyas, armas, o tejidos, debían entregar parte de su producción como tributo.
Los que no pagaban impuestos.
La nobleza (pipiltin).
Los nobles no pagaban tributo, pero tenían la responsabilidad de gobernar, administrar, liderar ejércitos y realizar rituales religiosos.
Aunque estaban exentos de impuestos, contribuían de otras formas, como patrocinando proyectos públicos o ceremonias religiosas.
Los sacerdotes.
Al estar dedicados a las labores religiosas y rituales, no pagaban tributos. Sin embargo, estaban sujetos a una estricta disciplina y desempeñaban un papel crucial en la sociedad.
Los guerreros destacados.
Aquellos que alcanzaban el rango de guerreros prominentes eran recompensados con tierras y bienes, quedando exentos del pago de tributo.
Los tlacotin (esclavos).
No pagaban tributos porque no eran considerados propietarios de bienes ni tierras. Sin embargo, podían trabajar para sus amos o redimir su libertad.
Otros aspectos a considerar
Los calpulli (barrios comunitarios):
Las unidades familiares dentro de un calpulli debían pagar tributo colectivamente, lo que significaba que todos los miembros del calpulli contribuían según sus posibilidades o según las obligaciones que se les imponían.
Un sistema tan desigual generó tensiones inevitables: los macehuales, sobre quienes recaía la mas importante carga tributaria y los calpulli, no hace tanto sujetos importantes de la estructura mexica y ahora relegados a un muy secundario puesto, sintieron como la balanza se inclinaba en demasía hacia una aristocracia privilegiada. Los calpulli que en algún momento tuvieron voz y voto en la elección del tlatoani habían sido relegados de ese «colegio electoral», ahora formado en exclusiva por nobles pipiltin.
A pesar de estar estrictamente prohibido, aumentó el consumo de pulque, indicador de la necesidad de cierta escapatoria psicológica y quizás también expresión de que en el periodo de Moctezuma II, la alimentación del macehual se inclinaba cada vez a un mayor consumo de maíz y menos de carne. Otro dato que nos puede orientar para entender que las desigualdades se habían incrementado en la época de Moctezuma es el aumento de hijos que los macehuales pobres entregaban como ofrenda de sacrificio.
Los potchecas, plenamente conscientes del valor que aportaban al conjunto, podían alegar que su importancia no se correspondía con su situación en la escala social.
Sin embargo, las tensiones que el sistema generaba, nunca alcanzaron un punto de ruptura. No se han documentado rebeliones sociales. Ya hemos comentado más arriba cómo las creencias religiosas y el fatalismo calendárico, constituían un poderoso pegamento social.
Con todo, cuando Cortés conoció Tenochtitlan, era evidente cierto despegamiento emocional de los macehuales frente a las élites de las que entendían recibir desprecios y abusos. En esa primera fase pareciera que a un macehual le importaba poco quienes fueran sus señores. Es cierto que en un momento determinado, eso cambió y los mexicas del común se enfrentaron a Cortés, no para defender los privilegios de los pipiltin, sino para mantener su modo de vida y honrar a sus antepasados y a sus dioses.
Lo veremos en capítulos posteriores.
Un imperio poderoso pero odiado.
La Triple Alianza.
Triple Alianza o o Ēxcān Tlahtōlōyānb ‘Los tres lugares donde se dan órdenes’.
Ya sabemos que la conocida como Triple Alianza, resulto del acuerdo de estos tres Altépetl para sacurdirse el yugo tepaneca.
Tenochtitlan y Texcoco de filiación nahualtaca y Tlacopan o Tacuba de origen otomí. (Ver enlace para conocer con más detalle aspectos del grupo étnico de los otomíes)
Tenochtitlan, el lugar que se fundara ciento cincuenta años antes y que no era en ese inicio, sino un montón de chozas sobre un barrizal, reclamó con todo derecho la primacía política y militar, Texcoco fue el refinado y rico centro cultural donde se hablaba el náhuatl más elegante y Tlacopan o Tacuba no pasaba de un asentamiento de ciento veinte casas.
El reparto de los tributos conquistados se realizaba en proporciones aproximadas de dos quintas partes para Tenochtitlan, dos quintas para Texcoco y una quinta para Tlacopan.
Completaban este cuadro unas cincuenta pequeñas ciudades repartidas por el lago, muy cerca unas de las otras, no exactamente dominadas pero tampoco en pie de igualdad a «los tres lugares donde se dan órdenes».
En este repetido mapa se pueden observar las ubicaciones de Tenochtitlan y Tlatelolco, muy cerca Tacuba o Tlacopan y en la otra orilla Texcoco.
Problemas políticos y militares.
El resentimiento de Tlatelolco.
La ciudad hermana de Tenochtitlan, después de unas desavenencias (en las que no entraremos) fue conquistada y su mercado repartido. Se le llamó con rigor, pero también con desprecio, el quinto barrio de Tenochtitlan. Los habitantes de Tlatelolco no olvidaron estas ofensas tenochas.
Los problemas con Texcoco.
Ya conocemos que Texcoco era la ciudad culta y rica. Formaba parte de la que conocemos como Triple Alianza en igualdad de condiciones y prestigio que Tenochtitlan.
Veamos ahora como la relación con Tenochtitlan quedo malparada.
Resumiremos diciendo que el tlatoani, de Texcoco, llamado Nezahualpilli, acusó de adulterio a su esposa, una hermana de Moctezuma. Esto implicaba la pena de muerte que fue ejecutada a garrotazos como si fuera una mujer del común.
Esto ofendió especialmente al grupo de mexicas de Tenochtitlan que respondieron con una serie de medidas y contra medidas que terminaron en la muerte de un hijo especialmente querido de Nezahualpilli, llenando de pesar a éste, que moriría poco después, quizás de una profunda depresión. La sucesión se presentó complicada porque era difícil establecer a quién de los muchos hijos de Nezahualpilli le correspondía el trono dado que ninguno era hijo de la esposa legítima del tlatoani.
Los tenochos impusieron a Cacama, un hijo «ilegítimo» pero tal no fue aceptado por un hermano de Cacama, llamado Ixtlilxochitl, que inició una rebelión que aunque no tuvo un alcance profundo y terminó en acuerdo, dejó claro que Texcoco no era ya el aliado incondicional de los mexicas.
Problemas con los pupérechas o tarascos.
Hemos dejado el enlace para que aquellos que deseen recordar o conocer.
Sabemos que los pupérechas (tarascos) habían desarrollado la siderurgia del cobre y que esto se tradujo en una importante victoria ante los mexicas que en el momento de la batalla tenían como huey tlatoani a Axayacatl. La derrota mexica fue especialmente humillante y además implicó una autentica carnicería entre los soldados tenochas que cayeron «como moscas». Por supuesto, cercenó cualquier intento de avanzar hacia el norte.
Problemas con Tlaxcala.
Los tlaxcaltecas constituían una de las siete tribus nahuatlacas que desde sus inciertos orígenes norteños habían emigrado al valle de Mexico. Compartían con los mexicas el idioma náhuatl y numerosos aspectos culturales y religiosos.
Pero no eran ni aliados ni amigos. En la época previa a la llegada de Hernán Cortés Tlaxcala era un Altépetl, independiente más en apariencia que en realidad. Los mismos tlaxcaltecas admitían que si no habían sido sometidos más se debía a que para los mexicas era más interesante mantener esa ficción porque les permitía obligar a los tlaxcaltecas a organizar guerras floridas de las que podían obtener los mexicas prisioneros sacrificiales.
El problema es que los tlaxcaltecas profesaban un odio a los mexicas real, no florido, y una de esas batallas pactadas terminó en una guerra de verdad de la que los tenochos volvieron derrotados y humillados.
La represalia que tomaron fue determinar el aislamiento de Tlaxcala privándoles de algodón y más importante aún, de sal.
Esto tendría consecuencias tan profundas que puede decirse que llegan hasta nuestros días. Hablaremos mucho más de los tlaxcaltecas en próximos capítulo.
Un resumen.
A modo de recapitulación o resumen podemos decir que cuando Cortés entró en Tenochtitlan, lo hizo en ciudad grandiosa y limpia. Con una estabilidad social consolidada aunque amenazada por la excesiva rigidez y compartimentación de las clases sociales. También habían aumentado las desigualdades, con aumento de la pobreza. La economía se había vuelto más dependiente de los tributos impuestos a los pueblos sometidos.
Políticamente se habían aflojado los lazos con la otra parte importante de la Tripe Alianza, la rica y sofisticada Texcoco. Militarmente habían sufrido una dolorosa derrota a manos de los pupérechas que habían cortado cualquier intento de expansión mexica hacia el norte y Tlaxcala se había convertido en un problema aunque no todaía el auténtico dolor de cabeza que supuso para Tenochtitlan.