LA ECONOMÍA DEL IMPERIO MEXICA
Índice del contenido
ToggleLa imagen la he tomado de https://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/el-mecapal-genial-invento-prehispanico y esquematiza a la perfección la naturaleza de la economía mexica: agricultura, comercio, tributos.
La agricultura, la base económica del mundo mexica.
Entendamos primero la distribución de la tierra agrícola. Existían tres grandes divisiones:
La tierra privada, propiedad de los nobles y trabajada por los mayeques o campesinos sin tierra.
La tierra pública, propiedad de toda la sociedad, destinada al mantenimiento de las instituciones del «Estado», políticas, religiosas, ejército, etc. lo trabajaban los macehuales como tributo.
La tierra comunal o de los calpulli, trabajado por los macehuales para su beneficio.
La producción agrícola básica se centraba en el cultivo de maíz, frijol, calabaza, amaranto, tomates, cacao y chile entre otros.
La chinampa o los jardines flotantes, o traduciendo el término directamente de náhualt, “en la cerca de cañas”, que hace referencia a que era una estructura flotante de madera sobre la que se depositaba material orgánico y biodegradable apto para el cultivo. Este el sistema de cultivo artificial, específicamente pensado para zonas abundantemente acuosas, es en el que los mexicas destacaron por darle una eficacia sorprendente. Así ochenta (80) hectáreas de chinampas eran tan productivas como mil doscientas (1200) de terrenos de roza y quema.
Recreación con IA de una chinampa con personajes vestidos al modo actual. Lo interesante es observar el cercado de madera relleno de tierra cultivable.
Los mexicas criaron y en cantidades una especie de pavo de colores blanco, negro y rojo, cuya carne preparaban con salsa de ají. Unos autores le dan a su ingestión un carácter más sagrado que alimenticio Es posible que igualmente domesticaran el perro, que también utilizaron como acto sacrificial y cuya ingesta en consecuencia tuvo carácter de rito y no alimenticia.
Fueron capaces de seleccionar una especie de abeja sin aguijón de la consumían miel y cera.
A todo lo anterior hay que añadir la pesca y la caza.
El progresivo aumento demográfico de la sociedad mexica, y muy específicamente de Tenochtitlan, hizo inviable que las chinampas pudieran sustentar al total de la población. En consecuencia, los mexicas se vieron obligados a la importación de productos agrícolas de otros territorios, bien como tributo, bien como comercio e intercambio.
El comercio
El segundo elemento que de la economía mexica era el comercio.
Comercio «de cercanía» con las ciudades cercanas, Tlaxcala, Texcoco, Cholula, que ejercían los llamados en nahua tlanamacas, que muchas veces no eran sino los mismos productores que acudían a los mercados cercanos.
Pero también a larga distancia llegando a zonas tan alejadas como la Punta del Xicalango en el Yucatán maya o regiones muy alejadas de Guatemala.
Los responsables de esta actividad comercial de largas distancias eran los pochtecas es decir los comerciantes. Estos pertenecían al estrato «popular», bien que en el escalón más elevado del mismo (como ya se dijo). estos comerciantes de larga distancia eran también los ojos y los oídos de el aparato estatal de los mexicas. La función de espionaje les era propia. A los porteadores que ayudaban al transporte de mercancías se les conoce con el nombre de tamemes (del nahua, tlamenes, el que lleva algo). Estos cargadores eran en la mayoría de los casos tlaconti a cuya sección enlazamos. Estos cargadores humanos eran necesarios en tanto que en la región de Mesoamérica no existían «bestias de carga», ni caballos, burros, mulas o bueyes (que traerían los españoles) ni los camélidos propios de la región andina.
La principal herramienta de los tamemes era el mecapal, una banda hecha de cuero y mecate de maguey. La banda protege la cabeza y el cuello y sirve para sostener la carga, distribuyéndola por los músculos del tameme. Por otra parte, el mecapal poseía una importante carga simbólica y estaba vinculado al sacerdocio. Esto último se debía a su relación con las divinidades del comercio, a la concepción sagrada de las matemáticas y a las prácticas adivinatorias.
Crédito en la propia imagen
Productos del comercio mexica.
Los productos que intercambiaban eran diversos y dependían de las regiones con las que comerciaban.
Productos que entregaban:
Plumas finas (de aves tropicales como el quetzal)
Cacao (usado como moneda y como bebida de élite)
Algodón (muy valioso en áreas donde no se cultivaba)
Sal
Piedras preciosas (como jade y turquesa)
Textiles (finos mantos y tejidos)
Productos de obsidiana (como cuchillos y armas)
Productos que recibían:
Metales (como oro y plata, principalmente de regiones más al sur)
Animales exóticos (como aves tropicales o pieles de felinos)
Comestibles (como maíz, frijol, y diferentes tipos de alimentos regionales)
Madera y resinas (de regiones selváticas, utilizadas para fabricar objetos o en rituales)
Artesanías y cerámica (de diversas culturas y regiones)
Formas de pago en los intercambios comerciales.
El trueque era el método más habitual como forma de pago, sin embargo podían utilizarse productos a modo de moneda para completar un intercambio. El cacao, altamente valorado era empleado a tal fin.
Los siguientes productos podían utilizarse con propósito monetario.
Semillas de cacao (ya se nombró). Pequeñas mantas de algodón. Canutos de pluma de ave rellenos de polvo de oro. Piezas de cobre en forma de T. Piezas de estaño.
Rutas supuestas del comercio mexica.
Tomado del blog: https://aulademike.blogspot.com/2018/02/los-aztecas.html
El carácter sagrado del mercado.
El mercadeo era una actividad diaria de los mexicas y el tianguis, es decir el mercado, era un espacio sagrado, pues solo en estas plazas se permitía el comercio y quedaba estrictamente prohibido hacerlo en las casas. Además, en cada uno había un momoztli en el cual se realizaban las ofrendas, como la comida al dios de los mercados, pero también los castigos o se permitían ciertas licencias impensables para un mexica fuera de ese recinto, como se anota en el enlace que hemos adjuntado.
El trueque era una operación estrictamente regulada y vigilada para que el intercambio fuera justo. En los mercados mexicas, el encargado de vigilar las buenas prácticas y mantener el orden era llamado «tianquiztli tlacuilo» o, más comúnmente, «tianquiztlani».
Este funcionario se encargaba de supervisar que las transacciones comerciales se llevaran a cabo de manera justa, evitando fraudes y verificando que se respetaran los precios y las normas del mercado. El tianquiztlani tenía la autoridad de imponer sanciones a quienes no respetaran las reglas, lo que incluía castigos severos en caso de robos o engaños.
Los mercados regionales más importantes fueron los de Texcoco, Tlaxcala, Cholula, y Acolman en el centro de México y otros, ya más alejados fueron los de Xicalanga, en el Golfo de México en donde se adquirían productos provenientes de Yucatán, Honduras y las Islas del Caribe. El otro se encontraba en el Sosonusco
Los tributos.
Stan Declercq, Los mexicas y el sistema tributario, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/947/915. Visto el 15/10/2024
En este contexto, el tributo es la entrega obligatoria de bienes y servicios de los pueblos sometidos a los mexicas. Es decir no nos estamos refiriendo a la entrega que los propios mexicas hacían de la cosechas o de otras actividades para el mantenimiento de la estructura estatal. Podríamos llamarlo «tributo externo» es decir el que está indisolublemente unido a la guerra y posterior sometimiento de los pueblos vencidos.
El destino final de los tributos eran las clases aristocráticas que adquirían así lujos vedados a los comunes. Pero no sólo eso: también se almacenaban productos agrícolas para repartir entre los clases populares. El tlatoani estaba obligado a sustentar a las capas populares.
Los tributos, eran evidentemente de carácter material, pero podían implicar también mano de obra, no retribuida, para la construcción o mantenimiento de las infraestructuras.
Para el registro de los bienes, se contaban con inventarios en donde se registraba, de manera detallada y dividida por “provincias”, la cantidad o el peso del bien, y el lugar de origen de su producción o recolección. Algunos ejemplos de esta recaudación han sobrevivido hasta nuestros días, como el Códice Mendocino o la Matrícula de Tributos, se trata de documentos pictográficos de la época colonial temprana, pero elaboradas en la tradición de los escribanos (“tlacuilos”) indígenas. (Stan Declercq, Los mexicas y el sistema tributario, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/947/915. Visto el 15/10/2024)
Este complejo entramado dio lugar, como es previsible, a una igualmente compleja y organizada burocracia.
Los pueblos situados en las cercanías de Tenochtitlan aportaban productos alimenticios, en cuyo transporte no había riesgo de pudrimiento. Lo normal es que a más cercanía más exigencia, no solamente por la facilidad para el transporte sino además porque en caso de incumplimiento la respuesta militar con su consiguiente castigo, eran más fáciles por razones obvias de logística de un ejército.
También podían añadir textiles (mantas, ropas), de lo que también participaban los más alejados.
Había igualmente productos que por su carácter valioso pero endémico o casi exclusivo en una región, (por ejemplo las plumas de determinada ave) servían como tributo.
Según el tributario se alejaba de la gran Tenochtitlan se reducían las exigencias de alimentos, cuyo trasporte era difícil y aumentaban sobre productos manufacturados, de lujo, exóticos etc. Sin embargo, si contribuían de alguna forma a la alimentación mexica. En concreto al mantenimiento de los ejércitos que en algún momento debían atravesar esos territorios, es decir, esos territorios alejados, estaban obligados a reservar tierras de cultivo y sus productos a tal fin.
Los tributarios estaban obligados a entregar los productos en la ciudad de Tenochtitlan, lo hacían cuatro veces al año en las fiestas grandes mexicas. Era una forma de infundir temor y asombro ante el poder y grandeza de los mexicas y sus dioses. Esto suponía un importante sobre esfuerzo a las muy lacerantes y pesadas cargas económicas que soportaban.
Stan Declercq, Los mexicas y el sistema tributario, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/947/915. Visto el 15/10/2024
Esquema de los productos objeto de tributación.
Listado con los tipos de tributos más comunes, acompañados de una breve explicación:
Tributos en productos agrícolas:
- Maíz, frijol, cacao: Estos eran alimentos básicos y muy valorados. El maíz, en particular, era la base de la dieta mexica.
- Chiles, tomates, nopal: Otros productos agrícolas esenciales que formaban parte de las dietas locales y también se utilizaban para el comercio.
Tributos en productos textiles:
- Algodón, telas, mantas: La producción textil era una de las industrias más importantes en las regiones sometidas. Las mantas de algodón eran un tributo muy común y muy valioso para los mexicas. Aquí incluimos los textiles para uso militar como la armadura de algodón que tanto apreciaron más adelante los españoles.
Tributos en metales preciosos:
- Oro, plata y jade: Aunque las regiones sometidas no siempre contaban con estos metales, las zonas productoras de metales preciosos debían entregar parte de su producción. El jade, además de tener valor material, también tenía un fuerte simbolismo religioso.
Tributos en animales:
- Pavos, perros, aves de plumaje colorido: Los animales eran parte del tributo, especialmente aquellos que se usaban en rituales o como símbolos de estatus, como el quetzal (ave de plumas brillantes).
Tributos en armas:
- Cuchillos, lanzas, flechas: En tiempos de guerra, los tributos incluían materiales y herramientas militares. Estos se utilizaban tanto para las batallas como para el entrenamiento de los guerreros.
Tributos en productos de lujo:
- Plumas, joyas, objetos rituales: Las plumas de quetzal o de aves exóticas y las joyas de oro o jade eran de gran valor, y a menudo servían como tributo a los nobles o para los rituales religiosos.
Tributos en mano de obra:
- Trabajo de los pueblos sometidos: Algunas veces, las comunidades estaban obligadas a enviar obreros a trabajar en las obras públicas de Tenochtitlán, como la construcción de templos, caminos o diques.
Tributos humanos:
- Prisioneros de guerra: En muchos casos, el tributo incluía prisioneros de guerra que eran llevados a Tenochtitlán para ser sacrificados. Este tipo de tributo reflejaba la importancia de las prácticas religiosas y de guerra en la cultura mexica.
Tributos en flores y otros productos rituales:
- Flores, copal (resina para incienso): Los productos usados en rituales religiosos, como las flores y el copal, eran comunes en los tributos. Estos productos ayudaban a mantener los rituales y celebraciones religiosas que eran esenciales para los mexicas.
Tributos en mercadería y objetos artesanales:
- Cerámica, utensilios de obsidiana, herramientas: Estos objetos eran necesarios tanto para la vida cotidiana como para el comercio, por lo que se cobraban como tributo en muchas regiones.
- Papiros (amates), que en época de Moctezuma II ascendían a la asombrosa cantidad de cuatrocientos ochenta mil (480.000). Hugh Thomas «La Conquista de Mexico». Ed. Planeta. página 34.
Ejemplo de tributo.
Cada ochenta días y consistía en: pepitas, cacao, hueynacaztli (cuya flor tenía importantísimas aplicaciones como alimento, al utilizarla junto al cacao y como eficaz antiinflamatorio y emético), chile pequeño y grande, camarones, cangrejos, peces, hicoteas, pescados secos, caracoles grandes, cueros de leones y tigres, joyas ricas, mantas de diez brazas riquísimas, ropas, veneras, plumas muy ricas, oro en polvo y plata, pájaros galanos, guacamayas, papagayos, piedras ricas verdes, cornerinas, ámbares y piedras de sangre.12 Todos los productos exigidos se producían en la región, excepto el ámbar que se adquiría «a través del comercio y/o el mercado».13 Por lo que la intervención mexica no sólo afectó a la organización política sino que, productivamente, tuvieron que adaptarse a las exigencias imperiales que demandaban cada vez más productos manufacturados. Como en el caso del ámbar y del oro cuyo tributo se prefería transformado en bezotes.
Queda pendiente el crédito de este párrafo.