Genera imagen realista de sol emergiendo detrás de una pirámide azteca. Imagen 2 de 4

LA RELIGIÓN MEXICA

La Cosmovisión mexica.

Podemos encontrar un resumen de la cosmología mexica en este enlace

La religión y la cosmovisión formaban parte indisoluble de la vida. La vida estaba regida por un elaborado calendario y los diversos dioses presidían cada festividad y cada actividad. Según la cosmovisión mexica, la Tierra era el centro del mundo. Sobre ésta había trece cielos en los que moraban los dioses y los astros; por debajo se encontraba el inframundo, que se componía de nueve pisos.

Tomado de la página https://e1.portalacademico.cch.unam.mx/alumno/historiademexico1/unidad2/culturamexica/cosmovisionyreligion

La Tierra y su lugar en el Universo, los cielos y el inframundo

Los mexicas veían la Tierra como un espacio central dentro de un universo dividido en tres grandes niveles:

El mundo terrestre: El plano donde viven los humanos.

Los cielos: Un conjunto de trece cielos que se extendían sobre la Tierra. Trece Cielos: El universo superior estaba compuesto por estos trece niveles celestiales. En estos cielos vivían diferentes deidades y fenómenos astronómicos. El más elevado era conocido como «Omeyocán», morada de Ometéotl, el dios dual de la creación.

El inframundo: Un sistema de nueve niveles bajo la Tierra. Nueve estratos del inframundo: Bajo la Tierra, existía el Mictlán, donde los muertos debían viajar tras fallecer. Este inframundo estaba gobernado por Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl. A medida que las almas descendían, debían superar diversos desafíos, y solo los que morían de forma natural hacían este recorrido.

La Pareja Divina: Quetzalcóatl y Huitzilopochtli.

Quetzalcóatl: Era una de las principales deidades de la región celeste. Dios de la vida, la sabiduría y el viento, representado como la Serpiente Emplumada. Jugaba un rol crucial en el orden cósmico y en la creación de los seres humanos, al recuperar sus huesos del Mictlán.

Huitzilopochtli: Dios del sol y la guerra, tenía una relación especial con los mexicas, ya que ellos lo consideraban su protector. Huitzilopochtli fue quien guió a los mexicas en su migración desde Aztlán hasta la fundación de Tenochtitlan. Según el mito, nació completamente armado para luchar contra sus hermanos, representando la victoria diaria del sol sobre la oscuridad.

Imágenes de ambos dioses tomadas de la Wikipedia.

La pareja Mictlantecuhtli y Mictlantecuhtli

Mictlantecuhtli, cuyo nombre significa «Señor de Mictlán», y Mictecacíhuatl, la «Señora de Mictlán», eran las principales deidades del Mictlán, el inframundo. Ellos gobernaban sobre los muertos que llegaban a este lugar después de morir de manera natural. Se les veneraba como dioses de la muerte y la oscuridad, pero no necesariamente se les veía como entidades malévolas, sino como guardianes del ciclo de vida y muerte.

Mictlantecuhtli era representado generalmente como un esqueleto o un hombre con atributos cadavéricos, en clara asociación con la muerte. Su papel no era el de causar la muerte, sino de recibir a los que fallecían y ayudarlos a completar su viaje por los nueve niveles del Mictlán.

Mictlantecuhtli por su parte, también era representada con atributos relacionados con la muerte, y su función era similar a la de su consorte. Juntos presidían las festividades y los ritos funerarios, y estaban estrechamente asociados con las creencias mexicas en torno a la muerte como un paso necesario dentro del ciclo cósmico.

Las almas de los fallecidos debían pasar por varios desafíos en su descenso por el Mictlán antes de alcanzar el descanso final, y Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl eran los jueces y custodios de este proceso.

Mictlantecuhtli descrito en el Códice Fejérváry-Mayer.

Mictecacíhuatl descrita en el Códice Borgia.

Ambas representaciones de los dos dioses del inframundo mexica han sido tomadas dela Wikipedia.

Huitzilopochtli como una Divinidad Mexica (exclusivamente mexica)

Huitzilopochtli es una deidad particularmente mexica. Era el dios del sol y la guerra, un dios patrono que impulsaba las conquistas y las guerras floridas, cuyo propósito era obtener prisioneros para los sacrificios no solamente en su honor, sino también para que la sangre de los sacrificados, «el agua más preciada», le alimentara. A diferencia de Quetzalcóatl, que se veneraba en varias culturas mesoamericanas, Huitzilopochtli era exclusivamente adorado por los mexicas. Su importancia en el panteón mexica también lo vinculaba con el movimiento diario del sol y con el poder de los mexicas como imperio.

Huitzilopochtli era hijo de Coatlicue y hermano de Coyolxauhqui (la luna).

En una primera conclusión: los mexicas organizaban su cosmovisión en torno a estos dioses y conceptos, donde el ciclo de la vida, la muerte y el renacimiento jugaba un papel central, con Huitzilopochtli dominando el mundo de los vivos, mientras que Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl reinaban en el más allá.

Tláloc, el dios de la lluvia.

Dios mexica de la lluvia, el agua y la fertilidad.

Su culto estaba asociado a los ciclos agrícolas y a la supervivencia, ya que el agua era esencial para la agricultura en el Valle de México. Tláloc no solo controlaba la lluvia benéfica para los cultivos, sino también fenómenos destructivos como las tormentas y los relámpagos, por lo que era visto como un dios poderoso y, a veces, temido.

En las representaciones, Tláloc suele aparecer con ojos de círculos y colmillos largos, simbolizando la potencia y la vitalidad de la naturaleza, y a menudo porta una vara de relámpagos y una vasija de la que vierte agua. Tenía un templo dedicado en la cima de la Gran Pirámide de Tenochtitlan, compartido con Huitzilopochtli, el dios de la guerra, lo que subraya su importancia dentro del panteón mexica.

Su culto incluía sacrificios, algunos de ellos humanos, especialmente de niños, ya que se creía que sus lágrimas ayudaban a invocar la lluvia. También se practicaban ofrendas en lugares altos, como las montañas, que se consideraban portales hacia el Tlalocan, el paraíso de Tláloc, donde las almas recibían abundancia y descanso eterno.

La figura de Tláloc tiene equivalentes en otras culturas mesoamericanas, y su influencia se extiende más allá de los mexicas, lo que demuestra su importancia y el respeto que inspiraba en toda la región.

El mito de los «Soles»

El mito de «los Soles» es uno de los relatos más importantes dentro de la cosmovisión mexica. Describe la creación y destrucción de cuatro mundos o eras previos (los «soles»), cada uno de los cuales fue destruido por una catástrofe. Los mexicas creían que vivían en la era del Quinto Sol, un periodo destinado también a acabar eventualmente, mediante terremotos y monstruos,  pero que era mantenido en equilibrio a través de sacrificios humanos y ofrendas a los dioses.

Los Cuatro Soles Previos

Cada uno de los primeros cuatro soles representaba una etapa de la historia en la que el mundo fue destruido por fuerzas sobrenaturales. Estos soles y sus respectivos finales son los siguientes:

Primer Sol (Nahui-Ocelotl, Sol de Jaguares): Este primer sol fue destruido por jaguares que devoraron a la humanidad.

Segundo Sol (Nahui-Ehécatl, Sol de Viento): En este sol, el mundo fue destruido por violentos huracanes que transformaron a los humanos en monos.

Tercer Sol (Nahui-Quiahuitl, Sol de Lluvia de Fuego): En esta etapa, el mundo fue destruido por una lluvia de fuego y los humanos se convirtieron en pájaros.

Cuarto Sol (Nahui-Atl, Sol de Agua): El cuarto sol fue destruido por una gran inundación, y los humanos sobrevivientes fueron convertidos en peces.

El Quinto Sol (Nahui-Ollin, Sol de Movimiento)

Los mexicas creían que estaban viviendo en el Quinto Sol, una era que era frágil y destinada a ser destruida por terremotos (por eso el nombre de «sol de movimiento»). Sin embargo, esta era se mantenía activa a través del sacrificio humano, especialmente los sacrificios a Huitzilopochtli, el dios del sol y la guerra. Según la mitología, los dioses debían sacrificarse para crear el sol y hacer que se moviera por el cielo. De la misma manera, los mexicas creían que debían seguir ofreciendo sacrificios para garantizar que el sol continuara su curso.

Relación con la Llegada de los Españoles.

En la época de la llegada de Hernán Cortés en 1519, los mexicas creían que estaban viviendo en el Quinto Sol, pero también existían profecías y augurios sobre su eventual destrucción. Algunos relatos históricos sugieren que la llegada de los conquistadores fue interpretada como el cumplimiento de esas profecías, pues se creía que el Quinto Sol terminaría con una gran catástrofe. La aparición de Cortés y sus tropas pudo ser vista como una señal de que el fin de la era estaba cerca, aunque esta interpretación ha sido debatida por los historiadores.

En resumen, el mito de los Soles encapsula la creencia mexica en la naturaleza cíclica del tiempo, donde cada era tiene un comienzo y un final determinado por los dioses. Los mexicas vivían con la conciencia de que su tiempo en el Quinto Sol era temporal y que eventualmente llegaría una nueva destrucción del mundo.

Rituales  mexicas.

Es difícil exagerar la importancia que tenían los rituales en la práctica religiosa de los mexicas: Los rituales purificaban al mexica y al sacrificado, por eso se bañaba al esclavo víctima que pasaba de Tlacotli (esclavo) a Tlaltilli (esclavo bañado) y el dueño del esclavo se denominaba para la fiesta como Tealtiani (el que se ha bañado). Una buena práctica del ritual exigía el autosacrificio (ver más adelante). El ritual permitía el contacto con la deidad, de ahí lo importante de lo anterior, es decir, de la purificación. Finalmente, no debe olvidarse que los rituales estaban encaminados a mantener el equilibrio del Universo, para lo que era necesario alimentar a los dioses. 

En cuanto a los lugares adecuados y dedicados al sacrificio, presentaban diversas características, desde un escenario natural en un monte o cerro, un bosque, un río, una laguna o un cenote (caso de las mayas), o eran recintos creados para ello como templos y pirámides. En el caso de los mexicas o aztecas ya ubicados en la ciudad de Tenochtitlan, tenían un Templo Mayor, el Macuilcalli o Macuilquiahuitl (lugar de las 5 casas o lugar de las 5 lluvias) en donde se sacrificaban los espías de ciudades enemigas, el Tzompantli (fila o hilera de cabezas) en donde se ensartaba la cabeza de la víctima sacrificada en una estaca de madera, el Teutlalpan o Teotlalpan (lugar del juego de pelota), el Coacalco, considerado como un lugar donde se podía tener a dioses hechos prisioneros, o el Cuauhxicalco otro recinto cercano al Templo del Sol y que se utilizaba para quemar o preparar a cautivos antes de ser sacrificados.

Ritual de Sacrificio Humano.

Entramos en un capítulo ampliamente controvertido y muy debatido. Lo hacemos con la máxima neutralidad. Como es nuestro propósito en esta página, donde no se juzga. Se busca exponer y comprender. 

Por supuesto los sacrificios humanos existieron entre los mexicas y en todo el ámbito mesoamericano. Algunos historiadores y sobre todo movimientos indigenistas, intentan minimizarlos hasta hacerlos prácticamente anecdóticos. Otros, por el contrario, los exageran resultando números inverosímiles. Consideramos que en Tenochtitlan se sacrificaba a veinte personas todos los días como dato numérico medio, lo que da una cifra ligeramente inferior a los ocho mil/año. Hay autores que estiman en diez mil el número de sacrificados cada año (que coincide con la cifra anteriormente expuesta). Por el contrario, otros historiadores manejan una cantidad que duplica a la anterior y que ascendería a los veinte mil sacrificados/año.

Éste, el sacrificio humano, era uno de los rituales más conocidos y centrales en la religión mexica. Se realizaba para asegurar la continuidad del Sol y la fertilidad de la tierra. Y más importante aún conservar el equilibrio y armonía en el cosmos.   Las víctimas eran usualmente prisioneros de guerra o esclavos, pero no solamente, podían ser niños, ancianos, hombres, mujeres, nobles; y los sacrificios se ofrecían a dioses como Huitzilopochtli y Tláloc.

La idea del sacrificio estaba profundamente imbricada en el paradigma mexica. En los mitos de la creación mexica se dan episodios sacrificiales de los mismos dioses. Éstos, en el acto mismo de la creación quedan tan debilitados que han de ser alimentados. Han de alimentarse para propiciar su movimiento, como el movimiento del Sol y de la Luna, que resultaron del autosacrificio de dos dioses, que al morir y ascender quedaron varados en el cielo, siendo necesario que se los alimente para que puedan recorrer el el camino diario en el cielo. Algo semejante para la diosa de la Tierra. Además los dioses mexicas son mortales, bien que pueden renacer, esto hace necesario igualmente los sacrificios que resumiendo mucho, son el alimento que gusta y mantiene a los dioses.

Este enlace da una explicación muy profunda de todo lo que hay detrás del sacrificio en la cultura mexica.

Se colocaba el cuerpo extendido de la víctima sobre una piedra cuya punta había sido redondeada; 4 sacerdotes lo mantenían sujeto de brazos y piernas, y a veces un quinto sacerdote le tomaba de la garganta. A los sacerdotes se les denominaba Chachalmelca que indica ministro o sacerdote de cosa divina; el tener este privilegio se heredaba de padres a hijos. El quinto o sexto sacerdote era el más importante y era el pontífice o supremo sacerdote, el cual portaba un gran cuchillo de pedernal muy agudo y ancho, mientras el mismo u otro llevaba una collera de palo labrada con la figura de una culebra. Se ponían frente al ídolo, hacían una inclinación y se situaban junto a la piedra puntiaguda que era tan alta que llegaba a la cintura, tan puntiaguda que doblaba al sujeto que iba a ser sacrificado para favorecer el que al dejar caer el cuchillo se abriera el tórax del sacrificado como en el caso de una granada. El sumo sacerdote le abría el pecho, le sacaba el corazón arrancándolo con las manos y lo mostraba al sol y luego se volvía al ídolo y se lo arrojaba al rostro. El cadáver era tomado por los quaquacuiltin (ancianos sacerdotes), ya que no podía ser tomado por otras manos, era descuartizado y en ocasiones repartido entre los comensales para comer, lo que formaba parte de determinados rituales o fiestas; en otras ocasiones la cabeza se ensartaba en el Tzompantli y el resto, incluyendo el corazón, era arrojado a las aguas o bien enterrado, o bien colocado en un recipiente especial denominado cuauhxicalli (vasija de las águilas).

Muchos de los datos hasta aquí expuestos han sido tomados de este interesante artículo 

La mayoría de las víctimas de sacrificios eran prisioneros de guerra o personas destinadas específicamente a los rituales religiosos, como los teteo o ixiptla*, quienes representaban a las deidades durante festivales y ceremonias.

*Los términos teteo e ixiptla están relacionados con el sistema religioso y ritual de la cultura mexica y sus prácticas de sacrificios humanos.

Teteo: Este término proviene del náhuatl y puede referirse a los dioses mexicas en general. En muchos casos, se utilizaba para describir a las divinidades o entidades divinas que recibían tributo y sacrificios. Los teteo estaban en el centro de las ceremonias rituales, y cada dios tenía su propia representación en las ofrendas y sacrificios, dependiendo del tipo de rito o ciclo religioso en curso.

Ixiptla: En la cosmovisión mexica, los ixiptla eran seres humanos que, durante ciertos rituales, personificaban a los dioses. El término proviene del náhuatl y puede traducirse como «imagen» o «representante». Estos individuos eran cuidadosamente seleccionados y preparados para encarnar a una deidad específica, lo que incluía vestirse como la divinidad, llevar su nombre y participar en ceremonias durante un periodo de tiempo. Al final de este proceso, generalmente eran sacrificados como parte del rito, ya que se consideraba que el sacrificio del ixiptla era una forma de entregar la vida misma de la deidad a los dioses.

Ambos términos ilustran la profunda relación entre los sacrificios humanos y la religión mexica, donde las personas podían ser elegidas como representaciones vivientes de los dioses antes de ser sacrificadas en ceremonias importantes.

Tzompantli

Dentro del ritual del sacrificio humano queremos resaltar la estructura del Tzompantli. Es ésta una palabra nahualt que podría traducirse literalmente por hilera («pantli») de cráneos («tzontli»)

La exposición de los Tzompantli era pública porque además de mostrar el poder mexica a los propios mexicas y especialmente a los extranjeros y enemigos, expresaba la sacralización de los muertos. 

Tzompantli asociado  al Templo MayorCódice Ramírez.

Tzompantli es una palabra del náhuatl que se ha traducido como “bandera de cráneos” o “bandera de cabezas”, sin embargo, también se puede entender como “hilera de cráneos”

Los autosacrificios, rituales de guerra, rituales agrarios.

¿En qué consistía el autosacrificio?

El ayuno, estaba reglado qué, cuánto y cuándo podía comerse. En este sentido la toma del tabaco, fumado o comido con cal, se consideraba parte de esta penitencia.

La vigilia.

La abstinencia sexual.

La efusión de la propia sangre, que se obtenía de punciones de lengua, orejas, pantorrillas o glande (los sacerdotes). Por lo general la sangre era derramada en los cúes (adoratorios) de día o de noche, y delante de estatuas de dioses, en ocasiones se hacían sangrar la lengua a través de navajas y se introducían pajas gruesas de heno, también se obtenía sangre de brazos, piernas y si no existían cúes se podía derramar la sangre en una cueva o en un monte para ofrecer su sangre a los dioses como símbolo de devoción y penitencia.

Los autosacrificios incluían al tlatoani, sobre todo en la víspera de su entronización y a los sacerdotes que debían llevar a cabo un sacrificio humano y a la gente común, los macehualtin.En el caso de los sacerdotes, éstos se perforaban el glande, siendo esta práctica una forma de selección ya que los que no soportaban el dolor, perdían el conocimiento o sencillamente no se atrevían a hacerlo, no eran considerados dignos de alcanzar el grado sacerdotal.

El sacrificio de guerra.

En los rituales de guerra participaban no solo los propios guerreros, sino también sus mujeres y los sacerdotes, los primeros prisioneros eran sacrificados en campo y los restantes eran llevados a la ciudad de Tenochtitlan, y para recibirlos el rey y los guerreros se sangraban.

El sacrificio agrario.

En los sacrificios agrarios, existía un sacrificante (el campesino), una víctima (hombre, mujer, niño) y una deidad. La víctima era vestida como el dios y era sacrificada en el ritual y después enterrada, consumida o incinerada. Las ceremonias eran relacionadas con la agricultura y representaban a deidades del sol, la tierra, la fertilidad, el agua, el maíz y seguían un determinado orden de calendario anual y así mediante una clase de «tratado», por un acto mágico de reciprocidad el hombre entregaba su dolor y su cuerpo a las deidades para conseguir agua, lluvia, maíz y crecimiento de las plantas.

El canibalismo ritual mexica.

Los mexicas no eran caníbales, su antropofagia era de carácter ritual y religiosa. Ese punto no exige mayor demostración desde que se conoce que en el cerco a Tenochtitlan,  que veremos en la en la conquista de Mexico, los mexicas sufrieron un intenso hambre. Nunca comieron los cadáveres, que eran abundantes, de los muertos en la guerra.

El canibalismo mexica tenía como objeto apropiarse de la divinidad del sacrificado, adquiriendo así la fuerza y el poder que de esa divinidad emanaba.

La lectura de este interesante artículo de NG, apoyado en las investigaciones del arqueólogo Gabino López Arenas, aclara sobradamente estos puntos.

Fuegos Nuevos (Xiuhmolpilli).

Este era un ritual que se llevaba a cabo cada 52 años, cuando se completaba un ciclo del calendario. En este sentido el gran historiador inglés, Hugh Thomas afirma a que ese periodo de 52 años sería el equivalente a nuestro nuevo siglo, para entendernos con criterios adaptados a nuestra mentalidad.

Este periodo de 52 años resultaba de combinar dos ciclos calendáricos, el ciclo o calendario solar de 365 días y el ciclo o calendario ritual de 260 días. Se consideraba un momento crítico, ya que el fin del ciclo implicaba el riesgo de que el Sol no volviera a salir.

Durante el ritual, al llegar la noche, se apagaban todos los fuegos en Tenochtitlan y ciudades circundantes. Los sacerdotes subían al cerro de la Estrella (hoy en día Iztapalapa) y esperaban la aparición de las Pléyades en el firmamento. Si las Pléyades cruzaban el cielo sin que ocurriera ninguna catástrofe, encendían el fuego nuevo en el pecho de una víctima sacrificial. Luego, el fuego era distribuido a través de la ciudad para reiniciarlo en todos los hogares.

El encendido del Fuego Nuevo simbolizaba la renovación y la continuación del mundo, garantizando la protección de los dioses por otro ciclo de 52 años.

Secuencia probable de los «fuegos nuevos».

Fechas supuestas de los “fuegos nuevos” y la migración mexica.

El primero en 1163.  Celebrado después de iniciada su peregrinación fue el de Coatepec, cerca de Tula,. Habían vagado por mucho tiempo y se establecieron allí, donde vivieron varios años.

Se dice que fue aquí donde decidieron llamarse “mexicas” en vez de aztecas, tras una batalla entre los dos bandos en que se habían dividido.

Segundo fuego nuevo en 1215. En Tula. A partir de Tula, en todos los lugares a los que llegaban eran mal recibidos y rechazados por violentos y rapiñadores.

Tercer fuego nuevo en 1267.  En Tecpayocan. Quizás fueran tributarios de los toltecas. En cualquier caso los mexicas siempre tuvieron en muy alta consideración a este pueblo.

Se asentaron en un islote del lago Texcoco y fueron tributarios de los totonacas, posiblemente de origen tolteca.

Debido a su tardía aparición en el lugar, los mexicas se vieron obligados a ocupar la zona pantanosa situada al Oeste del lago de Texcoco, rodeados por enemigos poderosos que les exigían tributos.

Huitzilopochtli les dijo entonces que buscaran entre los carrizales de los islotes a un águila posada en un nopal, que estaría devorando una serpiente, la señal de que allí deberían establecerse definitivamente.

En el año 1325, cuando ya se había iniciado el cuarto fuego, los mexicas hicieron por fin el prodigioso descubrimiento y se establecieron en el lago, fundando la gran Tenochtitlán, bajo el auspicio del último caudillo-sacerdote Tenoch, quién le dio su nombre.

Volveremos a tratar este tema del fuego nuevo y las migraciones mexicas.

Genera imagen realista de la cermonia del fuego nuevo de los mexicas.

magen generada por IA. Alegoría libre del «Fuego Nuevo» mexica.

Para los que deseen profundizar en este interesante aspecto dejo los siguientes enlaces:

Ceremonia del Fuego Nuevo – Wikipedia, la enciclopedia libre

Ceremonia del Fuego Nuevo – Enciclopedia de la Historia del Mundo (worldhistory.org)

Así se festejaba el «Fuego Nuevo» cada 52 años en el México antiguo (laopinion.net)

Otros rituales mexicas

El Bautismo mexica. La partera mojaba la cabeza y el pecho del neonato con agua y a continuación lo introducía en el agua. Como dice Huhg Thomas en su monumental «La Conquista de Mexico» es perfectamente asimilable este rito al bautismo cristiano. La partera además pronunciaba cuando se trataba de un varón esta salmodia: «Tu oficio y facultad es la guerra» (Página 36)

Fiesta de Tláloc: Tláloc, el dios de la lluvia, tenía varios festivales dedicados a él, especialmente antes de la temporada de lluvias. En estos rituales, se sacrificaban niños, pues se creía que sus lágrimas garantizaban la llegada de las lluvias.

Ritual de la Fiesta de Huitzilopochtli (Panquetzaliztli): Celebrada en el decimoquinto mes del calendario mexica, esta ceremonia en honor a Huitzilopochtli incluía sacrificios y grandes desfiles, con la colocación de estandartes sagrados en la ciudad.

Toxcatl: Dedicado a Tezcatlipoca, era una de las principales festividades mexicas. Se sacrificaba a un joven que representaba a Tezcatlipoca durante un año. Este joven vivía como un dios, y al final del ciclo, subía al templo donde era sacrificado.

Fiesta de Xipe Tótec (Tlacaxipehualiztli): Dedicada a Xipe Tótec, el dios de la renovación y la primavera, en este ritual, los sacerdotes se vestían con la piel de los sacrificados para simbolizar la renovación de la vida y la fertilidad.

Ritual del Maíz (Etzalcualiztli)En honor a Centeotl, el dios del maíz. y también Tlaloc, el dios de las lluvias. Este ritual consistía en ofrendas de alimentos, incluyendo maíz, y sacrificios para garantizar buenas cosechas.

Ritual de la Danza del Fuego (Teotl Huetzca): Se realizaban danzas alrededor del fuego como parte de las festividades religiosas. Estas danzas representaban la relación entre el fuego, el sol y la vida.

Temazcal (Baño de vapor): Aunque en una línea difusa entre lo religioso y lo costumbrista, el temazcal tenía connotaciones espirituales. Se consideraba una forma de purificación del cuerpo y el alma, y era utilizado en ocasiones rituales, como antes de las batallas.

Esta es una visión general de los principales rituales mexicas, en los cuales se entrelazan la vida religiosa, política y social de su cultura.

Calendario religioso mexica

Los aztecas tenían 18 festividades cada año, una por cada mes azteca. Aquí la lista de los meses y el tipo de ritual que se celebraba en honor a la deidad asociada.

1º mes Atlacahualo en honor a Tláloc

Sacrificio de niños y cautivos a las deidades del agua. ¿Canibalismo ritual?

2º mes Tlacaxipehualiztli en honor a Xipe Tótec

Sacrificio de los cautivos; luchadores de gladiadores; bailes del sacerdote vistiendo la piel de las víctimas desolladas

3º mes Tozoztontli en honor a Coatlicue

Extracción del corazón de cautivos; enterramiento de las pieles humanas desolladas; sacrificios de niños

4º mes Huey tozoztli en honor a Centéotl

Sacrificio de una virgen; también de un niño y una niña

5º mes Toxcatl en honor a Tezcatlipoca, 

Sacrificio de cautivos por extracción del corazón.

6º mes Etzalcualiztli en honor a Tlaloque

Sacrificio por ahogamiento y extracción del corazón

7º mes Tecuilhuitontli en honor a Huixtocihuatl

Ssacrificio por extracción del corazón.

8º mes Huey Tecuilhuitl en honor a Xilonen

Sacrificio de una mujer decapitada y extracción de su corazón.

9º mes Tlaxochimaco en honor a Huitzilopochtli

Sacrificio por inanición en una cueva o templo

10º mes Xocohuetz en honor Xiuhtecuhtli

Presentes a los dioses del fuego quemando a las víctimas.

 11º mes Ochpaniztli en honor a Toci

Sacrificio de una joven decapitada a Toci; ella era desollada y un joven vestía su piel; sacrificio de cautivos arrojándoles de un lugar alto y extracción del corazón.

 12º mes Teotleco en honor a Tezcatlipoca

Sacrificios por fuego; extracción del corazón

13º mes Tepeilhuit en honor a Tláloc

Sacrificios de niños, dos mujeres nobles, extracción del corazón y desollamiento; canibalismo ritual

14º mes Quecholli en honor a Mixcóatl

Sacrificio por aplastamiento, decapitación y extracción del corazón.

Los sacerdotes

Eran ascetas célibes altamente considerados en la sociedad mexica, que por supuesto ocupaban un lugar muy elevado en la estructura piramidal de esta cultura.

Hemos indicado en el apartado referido a estructura social mexica el papel que en la misma desempeñaban los sacerdotes. En estos apuntes dedicados a la religión de los mexicas, ampliaremos aspectos como los tipos de sacerdotes, sus funciones y algunos detalles de su vida diaria.

Tipos de sacerdotes.

Quetzalcóatl-Tlamacazqui: Este era uno de los títulos más importantes para los sacerdotes de alto rango. El Quetzalcóatl-Tlamacazqui, o «Sumo Sacerdote», era el jefe religioso del templo mayor de Tenochtitlán. Tenía la responsabilidad de supervisar todos los rituales importantes y mantener el calendario religioso.

Los españoles le llamaron «Papa» en comparación al Papa de Roma. Para adquirir tan elevado estatus, el aspirante debía pasar varias pruebas, como perforarse el pene con un punzón. Si no lo conseguía o se desmayaba por el gran dolor que tal acto implicaba, se le consideraba no apto, en tanto que se pensaba que había mantenido relaciones sexuales. servía a los dioses cuatro veces al día: amanecer, medio dia, tarde y por la noche.

Tlenamacac: Eran los sacerdotes encargados de realizar los sacrificios humanos, que formaban parte de los rituales más importantes para los mexicas. Creían que estos sacrificios eran necesarios para mantener el equilibrio del universo y asegurar la continuidad de la vida.

Tlamacazque: Era el término genérico para referirse a los sacerdotes ordinarios que realizaban las ceremonias diarias, las oraciones y los sacrificios menores. Se les encargaba también el cuidado de los templos y la enseñanza de la religión a los jóvenes.

Cihuacóatl: Aunque este título también tenía un significado político, se refería al sacerdote que oficiaba en el templo de la diosa Cihuacóatl. Se encargaba de las ceremonias vinculadas con la tierra y la fertilidad.

Tonalpouhque: Eran los sacerdotes especializados en la lectura del tonalpohualli, el calendario sagrado de 260 días, utilizado para determinar las fechas propicias para las ceremonias religiosas, las cosechas, y otras actividades importantes. Actuaban como astrólogos y adivinos, guiando tanto a los individuos como al estado.

Xochimilca: Se encargaban de la poesía sagrada y de los cantos rituales. La poesía era una de las formas más elevadas de expresión espiritual en la cultura mexica, y estos sacerdotes tenían un rol crucial en ceremonias especiales.

Funciones

Los sacerdotes mexicas eran figuras de gran influencia, no solo en lo religioso, sino también en lo político. Entre sus principales funciones se encontraban:

Realización de sacrificios: Este era uno de los aspectos más notorios de la religión mexica. Se creía que los dioses necesitaban ser alimentados con sangre humana para mantener el equilibrio del cosmos, y los sacerdotes eran los encargados de llevar a cabo estos sacrificios, especialmente en festividades importantes.

Interpretación de los calendarios sagrados: Los sacerdotes se encargaban de mantener y consultar los calendarios religiosos, especialmente el tonalpohualli y el xiuhpohualli, el calendario solar. De este modo, determinaban las fechas de las ceremonias y rituales, así como los augurios y presagios.

Cuidado de los templos: Los templos mexicas, como el famoso Templo Mayor, eran lugares sagrados que requerían cuidado constante. Los sacerdotes no solo oficiaban ceremonias, sino que también vivían en los templos y se encargaban de su mantenimiento.

Formación religiosa: Los sacerdotes también cumplían con la función de educadores. En el calmecac, la escuela para los hijos de nobles, los sacerdotes enseñaban religión, historia, escritura y artes a los jóvenes que luego ocuparían posiciones clave en la administración o en el sacerdocio.

Consejeros políticos: Dado que la religión y la política estaban estrechamente vinculadas, los sacerdotes a menudo actuaban como consejeros del tlatoani (gobernante), ofreciendo consejos basados en augurios o interpretaciones religiosas.

Ritual y vida diaria de los sacerdotes mexicas.

La vida de los sacerdotes mexicas era austera y disciplinada. Muchos llevaban una vida de abstinencia, privándose de ciertos alimentos y bebidas, y practicaban el ayuno y la autoflagelación como parte de su devoción. Dormían poco y pasaban largas horas en oración y vigilia. En algunos casos, los sacerdotes se pintaban de negro, se dejaban el cabello largo y llevaban vestimentas rituales especiales.

Los sacerdotes de alto rango podían ejercer una gran influencia en la política, ya que la religión desempeñaba un papel central en la justificación del poder del estado. Las ceremonias públicas, en particular los sacrificios, servían para legitimar la autoridad del tlatoani y garantizar la continuidad del cosmos, de acuerdo con la cosmovisión mexica. Para aquellos interesados en saber más de la naturaleza de los sacerdotes mexicas dejo este muy interesante enlace. Procedencia, educación y formación, dónde se alojaban, ritos y costumbres propias, las heridas que se propiciaban en el glande, orejas, lengua.

En la víspera de fiestas como el PanquetzaliztliToxcatl o Huey Tozoztli tenían que ayunar comiendo solo una tortilla al día y agua por 4 o más días. También suprimían el apetito sexual perforándose el pene y los testículos ya que su vida estaba dedicada a las deidades y no a las cuestiones carnales o placenteras. Interesante la similitud con los sacerdotes católicos.

Las sacerdotisas

Las mujeres no estaban excluidas de las prácticas monásticas. Era requisito que fueran vírgenes y bajo pena capital no podían romper sus votos.

Las mujeres que se dedicaban a servir a las deidades en sus templos recibían el nombre de cihuatlamacazque: servidoras de los templos. Estas sacerdotisas recibían su educación en el Cihuacalmecac donde aprendían religión, astronomía y tejido, y otras materias.

Las monjas vivían y dormían en comunidad, estaban bajo la dirección de una maestra espiritual y sus prácticas eran muy semejantes a la de los varones.

En muchos casos, las mujeres tenían la añoranza de morir en sus templos por devoción y amor a los dioses. Una de sus características exteriores era rapar su cabellera.

En resumen, los sacerdotes en la sociedad mexica prehispánica no solo eran líderes espirituales, sino también figuras clave en la vida política y cultural de su sociedad. Su rol era crucial para el mantenimiento del orden cósmico, social y político, y su influencia se extendía a todos los aspectos de la vida mexica.

Adivinos y curanderos.

No eran propiamente sacerdotes aunque su vida ascética, como la de aquellos, les hiciera parecerlo. Usaban del peyote y setas alucinógenas e interpretaban los sueños y adivinaban el futuro.